La Guardia Civil requisa las armas de los cazadores de Fago

La Voz AGENCIAS | HUESCA

ESPAÑA

Enterrado en la más estricta intimidad el alcalde asesinado El presidente del PP de Huesca declaró sobre las supuestas amenazas a Grima

16 ene 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

El hermetismo y el sigilo marcan el ritmo de la investigación abierta en torno al asesinato del alcalde del pequeño pueblo pirenaico de Fago (Huesca), Miguel Grima, asesinado la noche del pasado viernes de un disparo hecho con una escopeta de postas y arrojado a un barranco cercano a su localidad. El desarrollo de las pesquisas coincidió ayer con el entierro del alcalde en la población de Sabiñánigo, acto que se celebró en la más estricta intimidad a petición de la mujer del fallecido, cuyo cuerpo no fue incinerado por orden de la jueza de Jaca que investiga el caso. Lo que ha trascendido de las investigaciones que ya se llevan a cabo es que la Guardia Civil requisó las armas de los cazadores de la zona para revisarlas. El cuerpo armado también continuó ayer con las tomas de declaración a los vecinos para indagar en las relaciones que mantenían con el edil y conocer si habían observado en el pueblo la presencia de personas que les hubiera llamado la atención, según informaron fuentes cercanas a la investigación. También fue llamado ayer a declarar el presidente provincial del PP en la provincia de Huesca, Antonio Torres, para informar de las supuestas amenazas de las que era víctima el regidor por parte de personas con las que mantenía algún tipo de conflicto. La Guardia Civil tiene desplazado en este pequeño pueblo oscense un amplio grupo profesional de la Unidad Central Operativa (UCO) y del Cuerpo de la Policía Judicial para aclarar el suceso, con agentes de varias especialidades del ámbito de la investigación. Del mutismo de los investigadores participan los vecinos de la población, que se limitan a realizar breves comentarios a las preguntas de los periodistas desplazados a Fago o, simplemente, a eludirlas. Se mantiene la hipótesis de que Miguel Grima pudo ser víctima, el pasado viernes, de una emboscada cuando regresaba por carretera con su automóvil de una reunión celebrada en Jaca, en la sede de la comarca de la Jacetania, de la que era consejero. Golpes en el capó El alcalde, según esta hipótesis, fue obligado a detenerse a la salida de una curva cerrada por dos o más personas que lo obligaron a salir del coche, que fue encontrado a unos doce kilómetros del cadáver, en el municipio de Berdún, con golpes en el capó y la ventanilla rota del lado del conductor. Los asesinos dieron varios golpes en la cabeza del edil antes de conseguir que saliera del vehículo, y le dispararon en el pecho con una escopeta cargada con postas, cuatro de las cuales impactaron en el pecho, y posteriormente lo lanzaron por un barranco, donde el cadáver fue descubierto al día siguiente. Según ha relatado algún vecino -extremo éste que no ha sido confirmado por fuentes oficiales- dos paisanos de la localidad pasaron por el lugar en el que se produjeron los hechos y uno de ellos llegó a atisbar el vehículo del alcalde, pero una persona con una linterna le hizo señas para que continuara su camino. Los agentes que siguen las pesquisas no descartan hasta el momento ninguna de las líneas de investigación abiertas en torno al crimen de Miguel Grima, que mantenía conflictos y litigios por asuntos de empadronamientos, de caza e inmobiliarios con algunos vecinos, pero, como resaltaron ayer algunos de sus compañeros, iguales a los que se tienen en otros municipios.