Sectores de la agrupación independentista se rebelan ante los malos resultados electorales Denuncian la falta de democracia interna y critican la claudicación ante el PSC
05 jun 2007 . Actualizado a las 07:00 h.Las bases de Esquerra Republicana de Cataluña y algunos dirigentes no aceptan con resignación ni los malos resultados en las elecciones municipales -sobre todo en Barcelona, donde perdieron miles de votos y un concejal- ni los métodos, en su opinión, antidemocráticos de la dirección del partido. Militantes de la agrupación de Barcelona y de las comarcas de Osona y El Maresme han lanzado «una rebelión interna» que individualizan en el presidente del partido, Josep Lluis Carod-Rovira, que «no puede seguir en el cargo porque representa la crisis del partido y su pérdida de votos y apoyos». Los críticos justifican la revuelta contra los máximos dirigentes de ERC porque «no han sido capaces de hacer una autocrítica sobre su estrategia política de participación en el Gobierno del tripartito de José Montilla». A la dimisión de Carod-Rovira que reclaman, se habrá de sumar la de otros dirigentes, que tendrán que seguir el mismo camino y asumir que «el tripartito es una opción errónea para una formación independentista como la nuestra». La renuncia del concejal electo de ERC por Barcelona, Pere Portabella, a reeditar el tripartito municipal ha incrementado la crisis. La alianza gubernamental con el PSC e ICV-EUiA nunca fue aceptada plenamente por las bases de ERC, y la expulsión de este partido por Pasqual Maragall, durante el primer tripartito, provocó aún más desconfianza hacia los socialistas. Después de las autonómicas del pasado 1 de noviembre, la cúpula republicana, apoyada por el sector institucional del partido, maniobró para frenar el descontento y volver al Govern, esta vez con José Montilla. El secretario general de ERC y hombre fuerte del aparato, Joan Puigcercós, que fue el artífice de esta maniobra, sigue controlando la organización con mano de hierro, mientras Carod-Rovira está en la cuerda floja y se ha convertido en el objetivo visible de todas las críticas. Directa o indirectamente, el presidente de ERC ha sido cuestionado estos últimos días por varias agrupaciones locales, por los dirigentes de las JERC (juventudes de ERC) y por el ex consejero de Gobernación de la Generalitat y miembro del Consejo Nacional del partido Joan Carretero. Este dirigente, que lidera una corriente que agrupa a más de 700 militantes, Reagrupament. Cat (R. Cat), pidió el pasado fin de semana la convocatoria de un congreso extraordinario para renovar la actual dirección. En general, los críticos coinciden en la necesidad de cambiar la dirección del partido en un congreso, salir del Gobierno tripartito y volver a la senda del independentismo para no seguir perdiendo apoyo social y votos a favor de colectivos más radicales, como ocurrió en las municipales con las Candidaturas de Unidad Popular (CUP). Así las cosas, la corriente que dirige Carretero -que se constituirá el día 30- hizo saber que no renuncia a la celebración de un congreso extraordinario. Fue una respuesta a Puigcercós, quien acusó al ex consejero de Gobernación de debilitar a ERC al no tener en cuenta el delicado período de negociaciones y pactos municipales. La portavoz de este grupo disidente, Ruth Carandell, criticó «la claudicación» de la dirección de ERC ante el PSC.