ETA hace estallar una bomba de escasa potencia sin causar daños en una carretera de La Rioja

Colpisa

ESPAÑA

Dos llamadas anónimas alertaron de la colocación de artefactos en el País Vasco, Cantabria, La Rioja, Burgos, Aragón y Castilla-La Mancha.

02 sep 2007 . Actualizado a las 22:26 h.

Un artefacto explosivo de muy escasa potencia estalló este domingo poco después de las 16:00 horas en una zona despoblada de la carretera N-232 a la altura de la localidad riojana de Fuenmayor, sin causar víctimas ni daños materiales de importancia.

Dos llamadas anónimas en nombre de ETA alertaron de la colocación de bombas en carreteras de Guipúzcoa, Cantabria, La Rioja, Aragón, Castilla-La Mancha y Burgos en la jornada a priori más complicada de la llamada operación retorno de vacaciones.

ETA intentó, un año más, entorpecer con sus acciones violentas el regreso a sus hogares de cientos de miles de ciudadanos desde sus lugares de descanso. El artefacto que estalló sobre las 16:30 horas en el kilómetro 422 de la N-232, muy cerca de la empresa Bodegas El Castillo, fue «poco más que un petardo» que apenas dejó un agujero de 50 centímetros y levantó una nube de polvo en la zona, según fuentes de la investigación, pero obligó a cortar la carretera y causó atascos kilométricos y retrasos entre los conductores.

Las alarmas saltaron poco antes de las dos de la tarde, cuando una llamada anónima a la asociación de ayuda en carretera DYA de San Sebastián anunció el estallido, entre las 15:00 y las 17:00 horas, de cinco artefactos en vías de La Rioja, Guipúzcoa, Cantabria y Burgos. El mensajero de ETA explicó en castellano que las bombas estaban en la N-232 a su paso por Fuenmayor; en la autopista vasco-aragonesa AP-68 cerca de Armiñón (Álava); en la AP-67 cerca de la localidad cántabra de Torrelavega; en la AP-1, entre los municipios guipuzcoanos de Vergara y Mondragón, y en la A-1 cerca de Burgos.

Esa llamada coincidió con otra realizada al Diario de Teruel, que alertó de otros seis artefactos, algunos de ellos abandonados en Aragón y Castilla-La Mancha, que al cierre de esta crónica no habían sido hallados. De los anunciados, sólo había estallado la carga de La Rioja, pero los equipos de desactivación de las fuerzas de seguridad continuaban la búsqueda.

Cortes de carreteras

La actuación de los equipos TEDAX de la Guardia Civil y la Policía Nacional, acompañados de perros entrenados en el rastreo de explosivos, obligó también a interrumpir el tráfico en la autovía AP-67 entre Santander y Torrelavega, y provocó atascos entre los vehículos que cruzaban Cantabria en dirección sur, hacia Castilla y León, y norte, hacia Asturias. En ese punto, parte del trafico fue desviado por el centro urbano de Torrelavega, que se colapsó.

La Guardia Civil también tuvo que cerrar al tráfico la AP-68 y la A-1, mientras que la Ertzaintza cortó el paso de vehículos en Guipúzcoa en el tramo de la AP-1 donde los terroristas anunciaron la existencia de otra bomba.

Las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas creen que la banda terrorista quiso con esta acción «hacerse notar» y «recuperar protagonismo» tras el golpe que recibió el sábado, cuando la policía desmanteló en Cahors (Francia) el núcleo del comando que perpetró los atentados más sonados de los últimos meses.

No es la primera vez que ETA elige una jornada de circulación intensa en las carreteras para sembrar de pequeñas bombas la red viaria española. Ya lo hizo el 6 de diciembre de 2005, coincidiendo con el Puente de la Constitución, cuando colocó en las cunetas de varias vías de circunvalación de Madrid cinco pequeñas bombas que produjeron escasos daños materiales pero colapsaron los accesos a la capital. Meses antes, el 29 de julio, día de la operación salida de agosto, hizo estallar otras dos bombas en arcenes de las autovías de Andalucía y Extremadura, con idéntico resultado. El 3 de diciembre de 2004, ETA abandonó cinco pequeños artefactos de escasa potencia en gasolineras de la Comunidad de Madrid, que causaron heridas leves a dos policías.