Seguidores de la AVT revientan el acto de Madrid con gritos y acoso a los socialistas

R. Gorriarán

ESPAÑA

04 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Los cinco minutos de silencio en homenaje al guardia civil asesinado por ETA y a su compañero herido de extrema gravedad degeneraron en actos de protesta contra el Gobierno en Madrid, donde fue imposible guardar silencio por los insultos contra los socialistas.

Convocados por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, decenas de personas, en su mayoría de avanzada edad y provistas de banderas españolas, confluyeron al mediodía ante la fachada del Ayuntamiento de Madrid. Junto al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, con cara circunspecta, la junta directiva del PP, los dirigentes socialistas Álvaro Cuesta y Pedro Zerolo, y los portavoces municipales se arremolinaron también otros anónimos, pero exaltados ciudadanos.

Los gritos de rigor en las concentraciones de la AVT, «Zapatero dimisión» y «Rubalcaba dimisión», fueron acompañados de otras imprecaciones dirigidas a los socialistas, «fuera, sinvergüenzas, caraduras, traidores, iros a Venezuela con Chávez».

Una de las consignas más vitoreadas por los extremistas fue la de «todos somos Alcaraz», en referencia al presidente de la AVT, imputado por injurias y calumnias al Gobierno. Tampoco faltaron los vivas a España y a la Guardia Civil.

El blanco favorito de los exaltados fue Zerolo, secretario de Movimientos Sociales del PSOE. Al acabar la concentración, en la que no se pudo ni leer el comunicado de homenaje, el dirigente socialista caminó hasta su vehículo seguido por un grupo de los más fanáticos al grito de «socialistas, terroristas».

El secretario general de los populares, Ángel Acebes, presente en la batahola, rechazó los hechos, porque «el PP nunca está a favor de ningún insulto».

Ejercicio de coherencia

Por otro lado, el Gobierno no participará en la manifestación contra ETA convocada para hoy por los partidos, sindicatos y empresarios. Zapatero ha delegado en el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, la representación. Los socialistas aseguran que la decisión responde a un ejercicio de coherencia y respeto institucional.