La obra no suscita consenso y el Gobierno recuerda que serán las Cortes las que deberán aprobarla
ESPAÑA
El texto que aspira a convertirse en la letra oficial del himno nacional no suscitó ayer demasiado entusiasmo entre las fuerzas políticas, que se manifestaron mayoritariamente en desacuerdo con su contenido. El Gobierno recordó, en cualquier caso, que la modificación del himno nacional -y el añadido de una letra lo es- requiere consenso y que «el marco adecuado» para su aprobación «sería el de la representación de la soberanía popular, es decir, el de las Cortes Generales», según explicó la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega. La número dos del Ejecutivo, que eludió valorar la letra seleccionada, añadió que «el himno de un país no solo se emplea en los acontecimientos deportivos, sino en todos los actos de Estado».
El presidente del PP, Mariano Rajoy, no quiso opinar sobre la letra, pero se mostró a favor de que el himno de España tenga letra y de que sean las Cortes Generales las encargadas de aprobar el texto. Anunció que llevará en su programa electoral esta propuesta, aunque no impondrá la letra, «porque es cuestión de dialogarlo y hablarlo». El portavoz del Grupo Popular, Eduardo Zaplana, reclamó «sosiego». «Creo que temas de esa envergadura, y lo es, aunque a veces no se le dé a las cosas la importancia y la trascendencia que tienen, hay que meditarlas, consensuarlas, y hacerlas de todos. Y por tanto, no soy muy amigo de pronunciamientos efusivos, inmediatos», señaló. Mucho más crítica fue la opinión del coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, que tachó de «rancia» la letra. «Si Pemán levantase la cabeza seguramente la denunciaría por plagio. Parece un himno del pasado. No es un himno del presente», dijo Llamazares, que incidió en que el texto no le ilusiona «lo más mínimo» porque se identifica más bien con «la España del pasado a ritmo de bolero».
Críticas en el PSOE
Tampoco en el PSOE recabó demasiados apoyos. «La acabo de leer y, directamente, no me gusta nada, me parece antigua, con expresiones completamente vetustas que me suenan a himnos pasados», declaró la ex ministra de Cultura Carmen Calvo. «No se corresponde con el lenguaje que utilizamos en este momento los ciudadanos en este país, ni con los valores que manejamos ni con la importancia de determinados principios», insistió. Su compañero de partido Diego López Garrido comentó que la nueva letra «encaja» en los «parámetros» que debe tener una composición de este tipo.
Otro de los que se pronunció fue el presidente de la Junta de Andalucía, el socialista Manuel Chaves, que declaró que la nueva letra «no es nada especial, nada singular, nada imaginativa ni creativa», por lo que a él le seguirá inspirando «mucho más la música del himno nacional que la letra, si se aprueba oficialmente». No obstante, concedió que «habrá que oír la letra acompañada de la música».
Los partidos nacionalistas optaron por la ironía o directamente por ignorar la letra. El portavoz de ERC en el Congreso, Joan Tardá, rechazó opinar porque «no es mi himno ni es mi nación». Explicó que Cataluña tiene su «himno nacional» con letra y música y por ello consideró «lógico y respetable» que las demás naciones, -como «ustedes, los españoles», le dijo a su interlocutor- también quieran tenerlo.
Emilio Olabarría, diputado del PNV en el Congreso, señaló por último que no considera «necesario» poner letra al himno de España, aunque apuntó que no será su partido el que provoque este debate. En todo caso, dejó claro que el único himno que reconoce es el Gora ta Gora, oficial del País Vasco, cuya letra fue escrita por Sabino Arana.