Su abogado afirma que detrás del caso hay una guerra entre la Comunidad, del PP, y el Ayuntamiento, del PSOE
12 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.Frío y sin derrumbarse, el sheriff de Coslada lo negó todo ante la jueza. Ginés Jiménez Buendía, el presunto cabecilla de la mafia policial desarticulada esta semana en la localidad madrileña, se declaró inocente. Dijo no saber nada de las acusaciones de la Fiscalía y de sus propios esbirros, algunos de los cuales horas antes habían cantado ante la policía e implicado al capo de la mafia para intentar exculparse. El jefe de los municipales y sus acólitos respondieron a una quincena de cargos: asociación ilícita, extorsión, corrupción, lesiones, agresiones sexuales, apropiación indebida, chantaje, amenazas, cohecho, posesión de armas y delitos contra la salud publica, el patrimonio y la Administración, entre otros.
Ginés Jiménez fue el primero en declarar ante la titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Coslada, María de las Nieves Gómez Martínez. Durante la hora y media que duró su interrogatorio, el sheriff insistió en su inocencia, una estrategia que su abogado, José Andrés Díez, ya había adelantado antes del comienzo de la declaración. El defensor avisó que no iba a permitir que al jefe de los municipales se le «implicara en un caso Marbella II o nuevo Malaya».
Además, insinuó que su cliente había sido víctima de la guerra de las policías locales entre el Gobierno popular de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la localidad, gobernado por el PSOE desde hace un año -hasta entonces gobernaba el PP-. La citada guerra sería a cuenta de la polémicas Bescam -Brigadas Especiales de Seguridad de la Comunidad Autónoma de Madrid-. Díez, que llegó a afirmar que el supuesto capo de la trama es «muy querido» en el pueblo, señaló que las pruebas contra el principal implicado son débiles, y se mostró confiado en que pudiera ser liberado bajo fianza.
Jiménez, impertérrito
Jiménez, apuntaron fuentes judiciales, se mantuvo en el juzgado «impertérrito» a las pruebas en su contra, una actitud idéntica a la que exhibió durante las 72 horas de incomunicación a manos de la Policía Judicial. No confesó. Con gran entereza sostuvo en todo momento que ignoraba lo que sus subordinados hacían por las noches y que, en modo alguno podía hacerse responsable de las actividades de toda la plantilla de la policía.
El sheriff argumentó que únicamente aparecía por los bares y prostíbulos para hacer inspecciones legales, que nunca extorsionó o coaccionó a los dueños de los locales, que jamás cobró una sola mordida y que es víctima de una conspiración que dura ya años.
Ginés Jiménez fue acusado de forma genérica de delitos contra la libertad sexual, contra la Administración y de tenencia ilícita de armas, sin que la magistrada concretara por el momento qué ilícitos exactos se le imputan.
Tras el cabecilla fueron pasando ante la juez trece de sus subordinados hasta bien entrada la noche. El segundo implicado en dar su versión fue el conocido como Carlos, el lugarteniente y chófer de Jiménez, quien se entregó el sábado a la policía tras escapar a la redada en un primer momento.
Como su jefe, se declaró inocente de los cargos que se le imputan: asociación ilícita, amenazas, lesiones y delitos contra el patrimonio, la Administración y la libertad sexual. Carlos negó que El Bloque -como se autodenominaba el grupo de policías imputados- fuera una organización mafiosa. Según el testimonio de este agente, solo era un apodo para el grupo de agentes que acudían juntos al gimnasio.
Peones en manos del jefe
Sin embargo, la actitud del resto de los implicados fue muy diferente. Conforme disminuía la implicación y la graduación de los agentes, las delaciones aumentaron. Aunque todos se declararon inocentes, algunos se derrumbaron e implicaron a compañeros y al propio jefe local para intentar exculparse a sí mismos. Los mayoría de ellos argumentaron ante la magistrada y la policía que solo eran peones en manos del sheriff , que se limitaban a cumplir órdenes y que de no haberlo hecho hubiera supuesto su fin en la Policía Local de Coslada.