La cúpula peneuvista exige a Garzón que retire la causa contra Gorka Agirre por colaboración con la banda
ESPAÑA
Los pesos pesados del PNV expresaron ayer al juez Baltasar Garzón su «plena confianza» en la inocencia del ex dirigente nacionalista Gorka Agirre, que está imputado en el sumario que investiga la red de extorsión de ETA como presunto mediador en el cobro del llamado impuesto revolucionario de la banda.
Íñigo Urkullu, presidente del PNV; Xabier Arzalluz, su antecesor en el cargo; Joseba Egibar, máximo responsable en Guipúzcoa, y los ex miembros de la dirección del partido José Antonio Rubalkaba y José María Zalbidegoitia declararon a petición propia ante el magistrado. Aseguraron que Agirre es inocente, que los informes policiales que lo acusan se basan en un malentendido y reclamaron al juez que lo exonere de toda culpa y archive la imputación por colaboración con ETA que existe contra él.
Labor de asesoramiento
Los cinco confirmaron hasta la última palabra declarada por Agirre, quien el viernes pasado admitió ante Garzón haber asesorado a decenas de empresarios extorsionados por ETA, aunque su labor, alentada por el propio PNV, se reducía a «verificar» la autenticidad de las cartas del chantaje, aconsejar a las víctimas que no pagasen ni acudiesen a las citas con los terroristas, y poner a los industriales en contacto con la Ertzaintza para denunciar la coacción.
Agirre fue imputado tras la redada que en el 2006 desmontó las redes que ETA tenía en España y Francia para la extorsión a empresarios. Según las investigaciones, la red tenía su epicentro en el bar Faisán, de Irún, propiedad de Joseba Elosúa, acusado de distribuir las cartas de extorsión, negociar los pagos y canalizarlos hacia la red francesa. Dentro del sumario hay cuatro conversaciones telefónicas entre Agirre y Elosúa y otros indicios de los que los investigadores deducen la labor de intermediario del militante del PNV.
Urkullu explicó que los dirigentes del PNV expresaron a Garzón su «plena y absoluta confianza» en la inocencia de Gorka Agirre, por lo que estimaron «una aberración y una irrealidad» que el ex dirigente nacionalista se vea en «este trance».