El reclamado puñetazo en la mesa

ESPAÑA

29 oct 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Mariano Rajoy se ha decidido por fin a hacer lo que muchos en el partido le venían reclamando desde hacía tiempo: dejarse de titubeos y poner fin a una situación que la propia indefinición del líder del PP había contribuido a deteriorar y que había entrado ya en una fase agónica sin retorno posible. Porque, en estos momentos, UPN está más necesitado del apoyo socialista que del popular para seguir gobernando.

La incertidumbre se ha prolongado durante las últimas semanas solo porque ni el PP ni UPN querían aparecer en público como los causantes directos de la ruptura. Los regionalistas han ido tensando la cuerda hasta que esta se ha roto en el momento en que decidió suspender de militancia al diputado Santiago Cervera y al histórico Jaime Ignacio del Burgo.

De los males posibles, Rajoy ha optado por el menos malo. Ante quienes lo acusan de debilidad de carácter, hace una demostración de autoridad. Y, de paso, se queda con uno de los dos escaños conseguidos por UPN, ya que Cervera no solo no renunciará a su acta, sino que ayer ya se sumó a la reunión de los grupos parlamentarios del PP en el Congreso y el Senado.

No es pequeño botín para un partido, el Popular, que jamás ha tenido una presencia significativa en Navarra. Los últimos comicios en los que concurrió en solitario en la comunidad foral fueron los autonómicos de 1987, en los que obtuvo un 4,26% de los votos. Cuatro años después, en el momento de su disolución para dejar a UPN como su marca en Navarra, el PP apenas tenía 300 militantes en la comunidad.

Las cosas han cambiado mucho desde entonces. Rajoy intenta limar algunas aristas, que pasan por hacer lo que él denomina una oposición sensata, para evitar el rechazo que su partido provoca en determinados sectores sociales y algunas zonas de España, una de ellas Navarra. Por otra parte, UPN necesita de los socialistas para seguir gobernando, una hipoteca que puede servir a los populares para hacerse un hueco en el mapa político navarro. Y tienen casi toda la legislatura por delante para conseguirlo.

Pero, como todo, tiene un riesgo: que la división del centroderecha acabe dando al PSOE la mayoría que tuvo hasta la fusión PP-UPN.