Laporta quiere jugar en la liga política

ESPAÑA

El presidente del F.C. Barcelona utiliza la popularidad que le da el palco del club para promocionarse como el único líder capaz de unificar al nacionalismo catalán

24 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«¡Laporta president, Catalunya independent!». El presidente del F.?C. Barcelona, Joan Laporta (Barcelona, 1962), acoge desde hace tiempo con sonrisa complaciente el grito de quienes lo aclaman con ese eslogan como el líder capaz de conseguir la independencia de Cataluña. Su intención de aprovechar el palco del Barça y los éxitos del equipo para dar el salto a la política era un secreto a voces. Pero es ahora cuando ha evidenciado ese anhelo, arengando abiertamente a los catalanes a independizarse de España, con un discurso radical que desborda incluso el de Esquerra Republicana de Catalunya.

Quienes conocen a Jan, como le llaman sus amigos, aseguran que es un seductor capaz de convencer de cualquier cosa a su interlocutor con una estudiada sonrisa que edulcora un duro discurso, muchas veces mesiánico. Aunque en su currículo figura una licenciatura en Derecho y un máster, Laporta nunca destacó por su pericia como abogado. Su objetivo fue siempre hacerse famoso. Y también rico. Para ello buscó siempre la amistad de círculos poderosos. Entre otras muchas dedicaciones, fue asesor del cónsul japonés en Barcelona.

Burguesía e izquierdismo

Consciente de que con el obligado final de su presidencia en el Barça en el 2010 su estrella corre el riesgo de apagarse, Laporta pretende prolongar su popularidad y su influencia en Cataluña a través de la política. Su ambición va más allá de ingresar en un partido político. Su objetivo es encabezar su propio movimiento y para ello proclama la necesidad de unir a todo el nacionalismo catalán para hacerlo más fuerte ¿Y quién sería el líder llamado a la difícil tarea de amalgamar a la burguesía conservadora de CiU con el izquierdismo radical de ERC? Pues Laporta, naturalmente. Pero, más allá de una eterna sonrisa y dos eslóganes, ¿cuál es su credo político? Su elemental ideario es un nacionalismo muy radicalizado, pero muy poco de izquierdas. Se trata de ser independientes sin hacer ascos al ultraliberalismo económico, capaz a su juicio de convertir a una Cataluña segregada de España en una de las principales potencias económicas de Europa.

Laporta ha dejado claro que el líder político del que se siente más cercano es Joan Carretero, un ex consejero de Gobernación del tripartito de Maragall que perdió un pulso con los dirigentes actuales de ERC como Carod Rovira y Puigcercós y abandonó el partido para fundar un nuevo movimiento denominado Reagrupament.cat. ¿Y qué tiene de particular Carretero? Según el periodista de Catalunya Radio Jordi García Soler, el ideario nacionalista que seduce a Laporta entronca con un discurso «neoliberal extremo, con posiciones a menudo xenófobas cuando no racistas» de líderes europeos como el italiano Umberto Bossi. Es decir, que no le basta con la utopía de una Cataluña independiente, sino que necesita un enemigo al que despreciar. Eso explica frases recientes de Laporta como la de que «Cataluña es una nación y Madrid solo una distribución administrativa».

Lo cierto es que la conexión de Laporta con la política no es nueva. En los años noventa fue uno de los impulsores del Partit per la Indepèndencia (PI), en el que colaboró activamente con los ex dirigentes de ERC Pilar Rahola y Àngel Colom. El experimento se saldó con un sonoro fracaso, apenas 12.000 votos en las elecciones y una obligada disolución. Ese intento perpetuo de destronar a ERC es el que provoca recelos en el partido de Carod Rovira, a pesar de los elogios públicos, y en la CiU de Artur Mas, que también lo corteja públicamente. Pero en ese sinuoso trayecto político el presidente del Barça ha dejado también heridas. A pesar de que sigue mostrándose cercana a él, Pilar Rahola afirma ahora que «está crecidito y engordado por el poder».

Críticas en peñas y medios

Aunque aspira a todo, de momento Laporta es consciente de que debe medir sus pasos para no molestar a amplias capas del barcelonismo que no comulgan con sus ideas radicales. De hecho, ya han surgido movimientos críticos. Numerosas peñas del Barcelona, especialmente las de fuera de Cataluña, lo censuran abiertamente. Y también se cuestiona desde varios medios catalanes la politización del equipo de fútbol.

Miguel Rico, adjunto al director del influyente diario Mundo Deportivo, señala que aunque Laporta «tiene todo el derecho del mundo a sentir la sensibilidad política que considere oportuna», como presidente del F.?C. Barcelona «no tiene ningún derecho a utilizar al club como plataforma de su lanzamiento político». Su obligación, según Rico, «es mantener la entidad al margen de intereses políticos», por lo que «hay que elegir, o Barça o política». Pero todo indica que el presidente del Barcelona pretende exprimir al máximo la popularidad que le proporciona el palco de un club que lo ha ganado todo deportivamente en el último año para dar luego el salto a una incierta carrera política.