Las tropas españolas llegaron a Afganistán en enero del 2002. Desde entonces, según el Ministerio de Defensa, 90 militares han perdido la vida: ocho en acciones de guerra, 79 en siniestros aéreos (62 en el accidente del Yak-42 y 17 en la caída de un helicóptero Cougar), dos en accidentes de tráfico y uno por infarto de miocardio. Esta es la misión que más vidas ha costado a España, seguida de lejos por los 23 muertos en la de Bosnia-Herzegovina.
Múltiples interrogantes sobre la seguridad se han formulado desde entonces, y van en aumento tras la última muerte. Aquellas se suman a las cuestiones sobre la causa de los hechos que han provocado las muertes. Uno de los casos más polémicos es el del Cougar, que se estrelló en agosto del 2005 y que Defensa insiste en calificar como accidente, mientras los familiares de los fallecidos están convencidos de que fue un ataque.
Dos años antes, en mayo del 2003, el mayor siniestro de las historia de las Fuerzas Armadas se cobró la vida de 62 militares cuando un avión Yakolev-42 procedente de Afganistán se estrelló en Turquía. Pese a estos siniestros, no fue hasta el 2006 cuando las tropas sufrieron ataques directos.
El primero con una víctima mortal ocurrió el 8 de julio del 2006 en la provincia de Farah, cuando la explosión de un artefacto activado a distancia mató al soldado de origen peruano Jorge Arnaldo Hernández. El 21 de febrero del 2007, una mina estalló al paso de un convoy español y mató a la soldado Idoia Rodríguez Buján cerca de Shindand, en la provincia de Herat.
El 24 de septiembre siguiente murieron los soldados Stanley Mera Vera, de origen ecuatoriano, y Germán Pérez Burgos, y otros seis resultaron heridos, tres de ellos graves, al explotar una bomba al paso del blindado en el que viajaban. El 9 de noviembre del 2008 un atentado suicida cerca de Herat causó la muerte al brigada Juan Andrés Suárez García y al cabo primero Rubén Alonso Ríos. La última víctima fue John Felipe Romero Meneses, por la explosión de una mina antitanque al paso de su convoy. Estos viajaban en tanques blindados BMR, que tienen más de 30 años de antigüedad y que Defensa se ha propuesto eliminar de las misiones internacionales por estar «absolutamente obsoletos».
Adiós a los vehículos BMR
Los vehículos BMR han dejado de utilizarse en Afganistán y desde ayer se encuentran ya en la base española de Herat para su próximo repliegue a territorio nacional, una vez que los nuevos RG-31 entren en funcionamiento a finales de este mes. Así lo aseguraron a la agencia Efe fuentes del Estado Mayor de la Defensa, que subrayaron ayer que a partir de ahora todas las misiones que desarrollen los militares españoles en esa conflictiva zona se llevarán a cabo con vehículos RG-31 y con los Lince. Estos vehículos blindados entrarán en funcionamiento a finales de marzo, con la llegada del nuevo relevo militar.