Moratinos niega que haya habido un conflicto o una crisis con Rabat

Melchor Saiz-Pardo MELILLA/COLPISA.

ESPAÑA

El presidente de Melilla atribuye el problema a la poca firmeza del Gobierno y lo acusa de no haberle informado

20 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El presidente de Melilla, Juan José Imbroda (PP), cree que la escasa «firmeza y contundencia» del Gobierno de Zapatero es uno de los elementos que explican el conflicto fronterizo con Marruecos, ya que en cualquier otro punto fronterizo las fuerzas de seguridad habrían actuado con más contundencia para impedir el bloqueo del tránsito de mercancías. Sin embargo, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, negó que pueda hablarse de «conflicto, ni un eventual conflicto, ni de una crisis bilateral».

En declaraciones a la agencia Efe, el ministro asegura que ha hablado varias veces con su colega marroquí para disipar cualquier malentendido, lo que, unido al «excelente estado de las relaciones con Marruecos» ha permitido «resolver los incidentes de la frontera».

El presidente melillense se quejó también de que nadie del Ejecutivo lo haya informado de la evolución de las negociaciones con los gobernantes de Rabat ni para interesarse por la situación en la ciudad. Imbroda contrapuso la «ausencia» gubernamental en todo el conflicto con el comportamiento de José María Aznar, que calificó de gesto de patriotismo. Rechazó por tanto que su presencia buscara «provocar» a Marruecos, ni que fuera una «deslealtad» con España, como sostuvo el Gobierno, ya que el objetivo de la visita era reconfortar a los melillenses ante las provocaciones de unos «desalmados» que con «cuatro sillas» han bloqueado durante días los pasos fronterizos.

El presidente de Melilla, que ofreció una conferencia de prensa en la sede del PP de la ciudad y no en un edificio oficial, insistió en que el Gobierno de Zapatero ha actuado con pasividad en el conflicto, pero sobre todo el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que ni siquiera ha tenido el detalle de «levantar la moral de su gente», en alusión a los policías y guardias civiles, «vilipendiados con acusaciones falsas de racismo» por parte de los agitadores marroquíes. Imbroda reiteró la oferta al ministro para que visite la ciudad antes de desplazarse el lunes a Rabat para reunirse con su homólogo, Taieb Cherkaoui, y empaparse así de los problemas de las fuerzas de seguridad.

«Deriva irresponsable»

El Gobierno no se dio por aludido por las acusaciones de Imbroda, aunque fuentes gubernamentales señalaron que las autoridades de Melilla fueron informadas de las gestiones por el delegado gubernamental en la ciudad autónoma. El Ejecutivo defendió el perfil discreto en sus contactos con Marruecos para no dar más realce a un conflicto promovido por grupos minoritarios, pero que ha adquirido dimensiones más graves debido a la visita de Aznar, que fue precedida además de la del vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons.

La secretaria de Política Internacional del PSOE, Elena Valenciano, se mostró convencida de que el Gobierno devolverá las aguas de las relaciones bilaterales a su cauce, «a pesar de la deriva irresponsable» del partido opositor con el envío de «antiembajadores» a Melilla, en referencia a Aznar y Pons, que han enturbiado más el conflicto. En la misma línea, el secretario de Política Municipal de los socialistas, Antonio Hernando, arremetió contra el ex presidente por visitar la ciudad con «toda la alharaca» mientras el Gobierno trabajaba «discretamente» y con «diplomacia» ante las autoridades marroquíes.