El presidente del PP defiende su derecho a visitar cualquier ciudad española

La Voz

ESPAÑA

17 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El comportamiento de Rajoy en Melilla no supuso un quebradero de cabeza para Zapatero. Al contrario. Defendió, entre otras cuestiones, que España y Marruecos deben trabajar juntos «para cultivar lo mucho que nos une y no lo poco que nos separa». Y es que, en su opinión, ambos países «tienen mucho que ganar desde el entendimiento y la cooperación».

Esta normalidad contrastó con el impacto que provocó el miércoles la carta que el primer ministro marroquí, en su calidad de secretario general del partido nacionalista Istiqlal, envió a Rajoy. Preguntado por ella, el dirigente popular se limitó a poner de manifiesto que no comparte su contenido, pero evitó cualquier alusión sobre El Fasi que pudiera dar lugar a una nueva controversia. También pasó de puntillas por la actitud del Ejecutivo español. «El Gobierno dice que soy libre para moverme por el territorio español, ¡faltaría más!», enfatizó.

El tono conciliador de Rajoy se dejó notar desde el principio de su alocución en la sede del Gobierno melillense. Tuvo sendas cálidas referencias al reciente fin del ramadán, el mes sagrado de los musulmanes, y a la celebración del Año Nuevo Hebreo, dos colectivos con indudable peso en la ciudad.

El presidente de la ciudad autónoma, Juan José Imbroda, definió a Rajoy como «el amigo de Melilla» y le arrancó el compromiso de que, si llega a la Moncloa, impulsará la ampliación del puerto y dará la batalla ante la UE para que Ceuta y Melilla reciban el mismo trato especial de la Unión que las regiones ultraperiféricas como Canarias.