El primero fue el senador del BNG Pérez Bouza. Pudo haber sido María Jesús Sainz, del PP, pero se expresó en castellano.
19 ene 2011 . Actualizado a las 10:59 h.El gallego se estrenó ayer como lengua cooficial en el Senado. El honor le cupo al senador del BNG Xosé Manuel Pérez Bouza, que lo utilizó durante la moción presentada por el PP sobre la financiación sanitaria. La pionera pudo ser la senadora popular por A Coruña María Jesús Sainz, que intervino antes, pero tras declarar su «orgullo» por la lengua de su comunidad y asegurar que ha sido profesora de gallego, Sainz anunció que iba a utilizar el castellano porque es «la lengua en la que nos entendemos todos». En su intervención posterior, Pérez Bouza reprochó esta actitud a la senadora del PP y a la también popular María Dolores Pan, que utilizó idénticos argumentos desde la tribuna.
350.000 euros anuales
La factura a pagar por el estreno de la traducción simultánea en el Senado no será precisamente barata. Ascenderá a 350.000 euros anuales. Más concretamente, cada sesión que requiera este sistema tendrá un coste de 11.950 euros. Y eso teniendo en cuenta que el uso de las lenguas se restringirá a los plenos y al debate de las mociones y no se podrán utilizar en las sesiones de control al Gobierno ni en las interpelaciones. En total, desde ayer trabajarán en el Senado un total de 25 traductores, todos ellos licenciados, que se irán rotando para cubrir los plenos.
En cada sesión será necesaria la participación de siete intérpretes, tres de catalán y valenciano, dos de gallego y dos de euskera. Físicamente, los traductores están instalados en la sala Enrique Casas del Senado, utilizada hasta ahora para reuniones internacionales y que contaba por ello con cabinas de traducción. No solo los senadores tienen acceso a la traducción. También los invitados y periodistas podrán utilizar uno de los 400 auriculares que ha adquirido el Senado a un precio de 11,32 euros por unidad.
Al margen del coste económico, la traducción simultánea, que se aprobó con el voto favorable de todos los grupos excepto el PP y UPN que votaron en contra, genera también un enconado debate político. El presidente del PP, Mariano Rajoy, no perdió la oportunidad de incorporar el asunto a la confrontación con el Gobierno.
Rajoy no lo ve normal
El líder del PP dio una rueda de prensa en la propia Cámara alta antes de presidir la reunión del Grupo Popular en la que cuestionó el uso de las lenguas cooficiales. «No he visto ninguna demanda en ningún sitio para que aquí tengamos que trabajar utilizando traducción simultánea, esto en un país normal no se produce», señaló.
«Las lenguas están para entenderse y no para crear problemas», insistió Rajoy, que recordó con ironía que los mismos senadores que durante los plenos utilizarán el catalán, el gallego o el euskera usan el castellano para relacionarse con el resto de senadores cuando hablan con ellos en los pasillos de la Cámara alta en lugar de recurrir a la «traducción simultánea». «Me gustaría que eso, que es lo normal en la calle, también lo fuera en la Cámara», concluyó.
Muy distinta es la visión del ministro de Justicia, Francisco Caamaño, que se mostró orgulloso de la utilización de las lenguas cooficiales en la Cámara alta, algo que a su juicio mantiene el «espíritu» del Senado como la Cámara de representación territorial y supone «un valor superior» al coste de los servicios de traducción. «Hay valores que son algo más que un mero coste», aseguró. La portavoz del PSOE en el Senado, Carmela Silva, dio la vuelta al argumento utilizado por Rajoy y afirmó que en el Senado se está «haciendo normal lo que es normal en la calle» y consideró una buena noticia que las lenguas, que son «patrimonio de todos» estén presentes en los plenos «con la más absoluta de las normalidades».