El conflicto radica en la creación de la nueva compañía de bajo coste, que comenzó a operar el pasado fin de semana y que ha generado movilizaciones en varios colectivos de los trabajadores de Iberia, principalmente entre los pilotos, representados por el Sepla, que juzgan ilegal la puesta en marcha de esta filial fuera de la matriz por vulnerar su convenio colectivo.
Los pilotos denuncian que el acuerdo de fusión con British Airways incluía una disposición por la que la dirección de la empresa se comprometía a no segregar de Iberia la nueva low cost, salvo acuerdo previo con la sección sindical de Sepla. Este sindicato ofreció un nuevo modelo de operación que reduciría los costes de tripulación en un 50 %, pasando de los 583 euros por hora volada por una tripulación completa a 324 euros por hora, actualmente, y a 250 euros a un plazo de cinco años, que la empresa rechazó, según los pilotos. Como comparación de referencia, el coste es de 394 euros en la compañía Easyjet.
Mientras, los responsables de Iberia mantienen que esta nueva línea de bajo coste es fundamental para el desarrollo futuro de la compañía. Esperan que sea rentable desde el primer año de operación y generar unos ahorros de unos cien millones de euros anuales con respecto a los costes de la empresa matriz.