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Amaga con un nuevo escándalo para la Casa Real si se ve acorralado
06 may 2012 . Actualizado a las 07:08 h.En los juzgados de Palma ya hablan de un animal acorralado dispuesto a morir matando. Diego Torres ha demostrado que va a por todas y que no tiene miedo a la Casa Real. Es más, está dispuesto a situar a la Corona en el centro de su estrategia para intentar mejorar su posición en un proceso que cada vez huele más a cárcel. En esa táctica, que en muchos círculos jurídicos se considera directamente de «suicida», el exsocio de Iñaki Urdangarin cuenta con una ayuda inestimable, la de su abogado Manuel González-Peeters, quien en las últimas semanas, a través de audaces maniobras y escritos provocadores al juzgado, ha dejado claro que está dispuesto a defender a su cliente con todas las armas a su alcance, incluidas las que puedan afectar a la monarquía.
A González-Peeters le gustan los órdagos, aun sabedor de que enfada al juez, a los fiscales y a otros imputados y testigos en este proceso o a la Zarzuela. Le gusta jugar fuerte, tanto como para abrir la caja de los truenos de manera inopinada, como hizo el pasado 2 de abril, cuando, sin previo aviso y sin motivo aparente, entregó al juzgado tres correos electrónicos del duque de Palma en los que informaba de las gestiones que la infanta Cristina y el mismísimo rey hicieron en el 2007 a favor del tándem Urdangarin-Torres. Por primera vez, en la causa constaban documentos que apuntaban a la supuesta intermediación del jefe del Estado.
Aquellos correos no tenían ningún sentido dentro de la táctica procesal de defensa, pues en nada exculpaban a Torres. Es más, casi empeoraban su situación. Todo el mundo interpretó ese movimiento como el primer aviso a navegantes de una estrategia que ya no tiene marcha atrás: si el exprofesor de Esade cae, la imagen de la Casa Real puede verse seriamente deteriorada.
Con cuentagotas, como si se tratara de una partida de póker, el letrado barcelonés juega sus cartas y enseña muy poco a poco su jugada. Durante la última semana, algún medio ha llegado a publicar que tiene en su poder cerca de 200 correos más que pueden poner en aprietos al jefe del Estado en un momento ya delicado. Un órdago, nunca confirmado por el letrado que, además de levantar ampollas, puso al propio abogado en el punto de mira de la Fiscalía por, supuestamente, ocultar pruebas relevantes para el proceso.
El abogado, que niega públicamente cualquier intento de aproximación a Anticorrupción en busca de un trato de favor para Torres, también se ha visto en el ojo del huracán de una confusa e hipotética oferta a la Fiscalía para que su cliente y Urdangarin se libren de la cárcel a cambio de devolver una pequeña parte del dinero público que supuestamente se llevaron y de reconocerse culpables.
González-Peeters guarda en la manga un segundo as, la esperadísima declaración del propio Torres el próximo día 22 ante el juez José Castro. Pocos dudan de que su estrategia será la de atacar al yerno del rey. O quizá vaya más lejos. En la Zarzuela son conscientes de que ya lo ha perdido todo, incluido su trabajo en Esade, mientras Urdangarin disfruta de una jugosa nómina en Telefónica. También saben que el exsocio de Urdangarin está más que resentido con el hecho de que su mujer, Ana María Tejeiro, esté imputada al tiempo que la infanta Cristina, con responsabilidades similares, quedaba excluida.
el caso urdangarin