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Puños en alto, lágrimas y aplausos jalonaron la salida del féretro del líder comunista rumbo al cementerio de la Almudena
21 sep 2012 . Actualizado a las 00:41 h.Puños en alto, lágrimas y aplausos jalonaron la salida del féretro de Santiago Carrillo del auditorio Marcelino Camacho en la sede de CC. OO. de Madrid rumbo al cementerio de la Almudena. El tráfico estuvo cortado desde el paseo del Prado hasta la plaza de Cibeles, donde la comitiva fúnebre se perdió entre el tupido tráfico de la capital en dirección al camposanto. Allí, el ataúd fue llevado a hombros de sus tres hijos y amigos hasta la sala de cremación. La intención de la familia era trasladar hoy mismo las cenizas a Gijón para que fueran aventadas en el mar Cantábrico.
Antes, en la capilla ardiente instalada en la sede del sindicato, Santiago Carrillo, hijo, se dirigió las decenas de personas presentes para agradecer el apoyo recibido. «Para vosotros se va el camarada, el amigo, el compañero, pero a nosotros se nos va un marido, 67 años juntos mamá; un padre que para nosotros, que nacimos en el exilio, fue nuestras raíces; y un abuelo tan querido», dijo con la voz entrecortada. «Muchas gracias y hasta siempre papá», finalizó, ya entre lágrimas.
«Si nuestra democracia fuera más grande, Santiago tendría que haber salido de la carrera de San Jerónimo», señaló el secretario general de CC.OO. Ignacio Fernández Toxo en referencia al vecino palacio de las Cortes, en las que Carrillo fue diputado durante tres legislaturas.
Tras la intervención del líder sindical una trompeta entonó La Internacional con los asistentes puestos en pie y el puño en alto, en el último homenaje al histórico líder del PCE.