Un trato excepcional sin autor ni liquidador conocidos

M. S.-P. Madrid / Colpisa

ESPAÑA

16 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Rajoy fue un firme valedor de Bárcenas. Lo nombró él en el congreso del PP de Valencia en junio del 2008, y resistió las presiones internas y externas para ordenar su expulsión. Pero las fuentes del partido gubernamental creen improbable que el hoy presidente del Gobierno llevara la negociación del pacto para que el extesorero continuara como contratado del partido. También descartan que la secretaria general, Dolores de Cospedal, asumiera esa labor porque mantenía unas tensas relaciones con el tesorero. Quien ocupaba ese puesto entonces, Cristóbal Páez, es también descartado por los portavoces del partido consultados. Quién hizo el trato es una de las incógnitas sin despejar.

El caso es que Bárcenas solo aceptó salir del PP una vez que tuvo el contrato indefinido bajo el brazo, y no un finiquito prorrateado por meses hasta diciembre de 2012. El acuerdo alcanzado no suponía obligación laboral alguna, aunque el extesorero se dejaba ver por la sede de la calle Génova, donde tenía una sala para su documentación.

Otro de los misterios sin resolver es quién ordenó terminar con este acuerdo tan favorable para el imputado en el caso Gürtel. Sí se sabe que se acabó en diciembre, poco después de que las autoridades suizas remitieran al Ministerio de Justicia los informes solicitados en 2009 por el primer instructor de la causa. Esa información con los saldos de las cuentas en el Dresdner Bank, incluido el de 22 millones en el 2007, fue enviada el 20 de noviembre desde Berna, y salió rumbo al juzgado de Pablo Ruz en la Audiencia Nacional el 29 de noviembre.

En cuanto el Gobierno conoció esa información, antes de que se hiciera pública el 16 de enero, el PP rompió el acuerdo con su extesorero y dejó de pagar la nómina. La última que cobró fue la de diciembre. Pero todo esto no significa necesariamente que Bárcenas haya roto de forma definitiva su relación contractual con el PP. Una versión que corre es que sus abogados negocian, ahora sí, el finiquito definitivo, pero nadie confirma en el PP ese extremo.