Distancia para no descolgarse de la carrera por la sucesión

G. B. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

07 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Estaban preparados los barones del PP para una drástica reducción de gastos. Pese a las promesas electorales, Rajoy y Montoro les habían advertido antes de los comicios generales de que no había un duro en las arcas del Estado y de que, por tanto, la fiesta se había terminado por muy del PP que fueran. Para lo que no estaban preparados es para unos recortes y subidas de impuestos de fortísimo coste electoral. Es ahí donde está la clave de la progresiva desafección hacia el Gobierno de unos dirigentes regionales que se sienten ninguneados por algunos ministros que o no son nadie en el PP o directamente no tienen carné, como Luis de Guindos. El respaldo a Rajoy es claro, pero no así a su política de comunicación ni a su desatención al partido, que ha dejado en manos de María Dolores de Cospedal.

Pero detrás del distanciamiento de algunos líderes regionales está también la lucha de poder en el partido y el deseo de tomar posiciones de cara a la sucesión. Que Esperanza Aguirre trate de debilitar a Rajoy no constituye novedad. La lideresa sigue queriendo jugar sus bazas. Y, si no es ella la elegida, lo que parece ya imposible, influir al menos en la decisión. Hasta ahora, Feijoo había conseguido ser el máximo candidato al relevo manteniendo al tiempo la máxima fidelidad y obediencia a Rajoy. Pero el presidente de la Xunta ha comprendido que eso es ya imposible. Y que sus posibilidades de sustituir al líder del PP pasan por tomar distancia sobre Rajoy, mantener su propio discurso y mostrar independencia de criterio con respecto al Gobierno. El ex ministro de Exteriores Josep Piqué dejó claro ayer que Feijoo sigue siendo el candidato para el relevo de Rajoy. «Una vez me dijo Aznar que si me atacaban era porque ya era una persona importante. Y a ti te están atacando seriamente porque lo eres», le dijo a Feijoo respecto a la publicación de sus fotos con Marcial Dorado.