El Gobierno contradice la versión optimista de la independencia que plantea Artur Mas

Ramón Gorriarán MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Andreu Dalmau | Efe

La secesión, según los dos ministros económicos del Ejecutivo, es imposible desde todo punto de vista

08 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno pinta un panorama económico desastroso para una Cataluña independiente. La secesión, diagnosticaron al alimón los dos ministros económicos del Ejecutivo, es imposible desde todo punto de vista y no la prevén los organismos financieros internacionales ni los inversores extranjeros. Un panorama en las antípodas del que maneja Artur Mas, quien aseguró que se producirá, y no solo será viable sino que muy rentable.

Para el titular de Economía, Luis de Guindos, la ruptura «no es un escenario» creíble porque «ni es racional ni es realizable». En los foros internacionales y en los mercados financieros, aseguró, «no lo incorporan a sus expectativas». El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, estimó que la independencia de Cataluña «no tiene ningún sentido» y «nadie se la cree». Pero en el hipotético caso de que se llegara a materializar no sería «sostenible económicamente», aunque sus consecuencias, vaticinó, serían «terribles y dramáticas» tanto para Cataluña como para el resto de España dado que echaría por tierra la recuperación económica y la creación de empleo.

Los numerosos estudios divulgados hasta ahora alcanzan conclusiones antagónicas. Los economistas Germá Bel y Oriol Amat, candidatos de Junts pel Sí, sostienen que tras la segregación Cataluña tendría un superávit en sus cuentas de 11.000 millones de euros, un salto adelante notable ya que el déficit actual de la Generalitat bordea los 5.000 millones anuales. Unas cuentas que no salen en Hacienda y tampoco en los estudios de otros expertos. Una investigación del profesor José Vicente Rodríguez Mora de la Universidad de Edimburgo sostiene que el retroceso del PIB catalán sería de entre el 4 y 9%.

Separación negociada

Artur Mas, por supuesto, se apuntó a las tesis de los economistas independentistas y defendió la viabilidad de una Cataluña separada de España. De haber sido así, apuntó, la Generalitat que él preside no hubiera tenido que hacer recortes presupuestarios por la crisis, «como Austria o Dinamarca». No los hubiera tenido que hacer porque los ingresos que genera Cataluña sin hacer transferencias a la Hacienda central serían suficientes para financiarse. Sobre este particular, Montoro recordó que el Gobierno catalán debe 40.000 millones de euros al Fondo de Liquidez Autonómica por los créditos recibidos en los dos últimos años ante la imposibilidad de acceder a los mercados financieros.

Para Mas, esa deuda no es un asunto insalvable porque se podría arreglar con una separación negociada que evitara «lesiones de unos y otros», y garantizó que por la parte catalana habrá una actitud de «buena vecindad». En esa negociación, prosiguió, deberían ganar las dos partes siempre que haya voluntad de no perjudicarse «entre ambos protagonistas. Negó, además, la salida de Cataluña de la UE. No será posible, mantuvo, porque no se puede «sacar a alguien en contra de su voluntad fuera de la UE».