Morenés se aparta de la mayor adjudicación de Defensa, por sus vínculos empresariales

melchor sáiz-pardo MADRID / COLPISA

ESPAÑA

JuanJo Martin | EFE

Dirigió una de las sociedades que compite por un contrato de 174 millones de euros, el diseño de la fragata F-110

02 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha pedido ser apartado de las deliberaciones del Consejo de Ministros sobre el proyecto estrella de su departamento para la próxima década, el diseño de la fragata F-110, una adjudicación en la que el Gobierno tiene previsto gastar 174.364.424 euros hasta el 2021. La razón, al parecer, es que la multinacional de armamento de la que Morenés fue director general para España desde junio del 2010 hasta ser nombrado ministro, la paneuropea de misiles MBDA, tiene muchas posibilidades de entrar en este multimillonario negocio y no quiere que pueda ser impugnado.

Mariano Rajoy ha aceptado la petición de Morenés. En una decisión poco usual, de hecho, solo en diez ocasiones anteriores un presidente ha tomado la determinación de apartar a uno de sus ministros de las deliberaciones del Consejo. Rajoy ha firmado un decreto en el que dispone que Morenés sea sustituido por su colega de Hacienda en las deliberaciones sobre la «fase de definición» del proyecto. El presidente del Gobierno apela a las causas de abstención previstas en el Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común. La resolución no menciona que ha sido el propio Morenés quien ha pedido ser apartado para no perjudicar a su antigua empresa, ni los motivos por los que podría no ser neutral. En cualquier caso, todo es una incógnita en este concurso y jamás se sabrá con detalle si MBDA se hace con licitaciones y en qué condiciones. De hecho, es imposible recabar qué empresas están compitiendo por entrar en el diseño de esas fragatas pues todo el proyecto y su licitación ha sido declarado de alto secreto por motivos de seguridad nacional y riesgos de espionaje.

Morenés, quien fue tres veces miembro del Gobierno de Aznar entre 1996 y 2000, se labró un nombre en la industria militar como secretario de Estado de Defensa. Tras su salida del Gobierno en el 2004, dio el salto a consejero de Instalaza, una armamentista conocida por la fabricación de bombas de racimo. También fue director de otras tres empresas de armas.