Una conservadora con vocación de renovar

G. B. MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Javi Etxezarreta | Efe

La expresidenta del PP vasco ha sido incapaz de superar la brecha de la división entre quienes no están dispuestos a olvidar ni a perdonar y quienes pretenden mirar hacia adelante

15 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Arantza Quiroga Cía (Irún, 1973) era la gran promesa del PP vasco. La que iba a sacar de la marginalidad que arrastra desde hace muchos años a un partido que hasta hace muy poco era más una agrupación de víctimas que una fuerza política. Pero ha sido incapaz de superar la brecha de la división entre quienes no están dispuestos a olvidar ni a perdonar el acoso y la violencia que han sufrido durante décadas por parte de ETA y la izquierda abertzale, y quienes pretenden mirar hacia adelante una vez que han callado las armas. Quiroga pertenece a este segundo grupo, cada vez más numeroso.

Abogada, madre de cinco hijos e hija de un carpintero de Valladolid emigrado al País Vasco, Quiroga, que se autodefine como muy conservadora, probó pronto el veneno de la política. A los 19 se afilió a Nuevas Generaciones del PP. Y con solo 21, en 1995, se presentó a las elecciones municipales en Irún a instancias de su mentor político, José Eugenio Azpiroz. Arantza consiguió ser elegida concejal y empezó a destacar por su claridad de ideas. Pero su gran despegue llegó tres años después, cuando conoció a José María Aznar.

Promocionada por Aznar

Durante unas jornadas organizadas por el partido en Madrid para conmemorar las primeras elecciones democráticas, hizo un discurso vibrante que llamó la atención del entonces líder de los populares, que vio en ella la fuerza necesaria para convertirse en una de las protagonistas de la nueva política del PP. En 1998 fue elegida diputada del Parlamento vasco, un cargo que ha mantenido hasta ahora. En el 2008 llegó otro momento crucial en su carrera, cuando la presidenta el PP vasco, María San Gil, dimitió de su cargo por fuertes discrepancias con Mariano Rajoy. En el posterior congreso regional, Antonio Basagoiti fue el elegido para liderar el partido y Quiroga ocupó el cargo de vicesecretaria general del PP vasco. Su visibilidad definitiva en la política nacional llegó tras ocupar el cargo de presidenta del Parlamento vasco en el 2009, un hito histórico para el PP en esa comunidad.

Los malos resultados del PP en las elecciones provocaron la dimisión de Basagoiti, que la eligió a ella como sucesora. Desde entonces, ha vivido en tensión permanente, muy especialmente con el PP de Álava, controlado por el hoy ministro Alfonso Alonso. Pero en el congreso del 2014, Quiroga se legitimó al ser elegida con el 72,8 % de los votos. Era, sin embargo, el respaldo más bajo de un líder del PP vasco.

Ya en aquel congreso, aunque nadie quiso escucharla, prometió renovar el partido, convirtiéndolo en una fuerza influyente en el País Vasco, capaz de dialogar y de pactar. Pero las tensiones internas han podido con ella. Ahora, será otro el encargado de llevar a cabo su objetivo.