Podemos del País Vasco reabre la crisis en el partido al exigir una mayor autonomía

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Ballesteros | Efe

El diputado Eduardo Maura sale en defensa de Sergio Pascual y critica las formas en que fue destituido por Pablo Iglesias

27 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Iglesias no tiene ni un día de tranquilidad. Ni siquiera en la antesala de la reunión del próximo miércoles con Pedro Sánchez, en la que se supone que se verán las posibilidades reales de que pueda haber algún tipo de entendimiento para la formación de Gobierno. Unos días después de las primarias que renovaron la cúpula del partido en el País Vasco, la nueva ejecutiva ha reclamado una mayor autonomía política y avanzar hacia una federación dentro de Podemos. Es decir, se reabren las tensiones territoriales solo una semana después de la fulminante destitución del secretario de Organización, Sergio Pascual, a quien Pablo Iglesias hizo responsable personal de los diversos conflictos territoriales que fragmentan el partido en el peor momento.

Una decisión duramente criticada por Eduardo Maura, diputado y uno de los referentes de la nueva cúpula vasca. En declaraciones a la agencia Efe, Maura, errejonista como Pascual, afirma que este lo había hecho «francamente bien» como secretario de Organización, y considera absurdo que se pueda presentarlo como «único culpable» de una serie de conflictos territoriales «que son absolutamente diferentes y responden a lógicas diferentes». En todo caso, critica el procedimiento utilizado por Pablo Iglesias para destituirlo, comunicándolo públicamente vía Twitter. «Las formas no me gustan, hay mejores maneras de cesar a alguien y creo que hay maneras de gestionar ese tipo de cuestiones».

Decisiones propias

Por otra parte, Eduardo Maura recuerda que «cuando se eligió la dirección vasca -liderada por Nagua Alba- hablamos con Sergio Pascual del modelo organizativo que se quería para Euskadi y se hicieron una serie de reclamaciones que Pascual consideró razonables, las aceptó y prometió que las defendería». Esas reclamaciones se refieren a una mayor autonomía de la organización vasca, de manera que pueda tomar decisiones propias al margen de los dictámenes procedentes de la dirección estatal, al estilo de lo que ya ocurre con las mareas y con otras organizaciones territoriales, como la andaluza, que en la práctica funciona de manera completamente autónoma, bajo el liderazgo de Teresa Rodríguez, enfrentada a Iglesias.

La creciente fragmentación de Podemos preocupa en la cúpula del partido, donde se teme que pueda acabar dinamitándolo en caso de que haya que ir a unas nuevas elecciones el próximo 26 de junio.

Las relaciones con el partido de Pablo Iglesias dividen a Izquierda Unida

Las relaciones con Podemos centrarán el debate interno de Izquierda Unida de cara a su asamblea federal, prevista para los días 3 a 5 de junio. Hasta el próximo jueves está abierto el plazo de recogida de avales para las seis ponencias presentas. Una de ellas es la que lleva la firma de Alberto Garzón, en la que se apuesta por «avanzar en la más amplia unidad popular, en un sentido completo y no solo electoral», lo que debería concretarse en el próximo ciclo político. Aunque no cita en ningún momento a Podemos, se lee entre líneas su postura favorable a una confluencia con el partido de Iglesias. Una apuesta que se rechaza abiertamente en otra de las ponencias presentadas, la de Izquierda Abierta, que lidera Gaspar Llamazares. El argumento de esta corriente es que «los procesos de confluencia y renovación parece que no dan más de sí o se transforman en procesos de integración subordinada en Podemos», que «no puede ni debe ser el destino del encuentro necesario de las izquierdas».