Aluvión de críticas a Rivera por decir que pedirá al rey que presione al PSOE

P. H. MADRID / COLPISA

ESPAÑA

J. J. Guillén | Efe

García-Margallo responde al líder de Ciudadanos y asegura que «la Constitución lo que hace es prohibir que el monarca borbonee»

23 jul 2016 . Actualizado a las 09:04 h.

Albert Rivera provocó ayer la indignación general de los partidos. El líder de Ciudadanos desveló su intención de apelar al rey para que «convenza» a Pedro Sánchez de que se abstenga, a fin de evitar el actual bloqueo institucional y para que persuada a Mariano Rajoy de que «las presidencias no caen del cielo» y debe «negociar y proponer». Conforme al espíritu de la Constitución, y debido a sus funciones moderadoras y no ejecutivas, el jefe del Estado está obligado a mantener, en palabras del letrado de las Cortes José Fernando Merino, una «invariable neutralidad» política. Ese es, defienden en Zarzuela, un principio que ha regido siempre sus actuaciones. De ahí las críticas al joven dirigente liberal.

«En ningún momento pretendemos poner en ningún problema a la Casa Real, ni que se exceda en su papel», se defendió, una vez estalló la polémica, el vicesecretario general de Ciudadanos, José Manuel Villegas, quien trató de restar así importancia a lo que su jefe de filas había manifestado en una entrevista en El País. Y no fue el único. Casi al mismo tiempo, su partido remitió un comunicado en el que se arguye que «el titular entrecomillado que aparece en la portada del diario (‘voy a decirle al rey que pida a Sánchez la abstención’) no se corresponde con la literalidad de la respuesta dada». Sin embargo, tanto el texto de supuesta rectificación como el número dos de la formación liberal ratificaron en la práctica la intención de Rivera.

Ni demandas ni consejos

El portavoz socialista, Antonio Hernando, fue contundente: «Todos deberíamos ser absolutamente escrupulosos con la neutralidad demostrada por el jefe de Estado durante todo este tiempo. Rivera no debería pedirle cosas que no puede hacer ni darle consejos», dijo.

El Gobierno fue al principio algo tibio. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, argumentó que no le toca valorar lo que «cada líder de cada grupo quiera decirle al rey». Pero el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, sí afeó el planteamiento del dirigente de Ciudadanos. Y lo hizo echando mano de un término acuñado durante el reinado de Alfonso XIII . «La Constitución lo que hace precisamente es prohibir que el rey borbonee para mantener intacto el prestigio de la institución de la Corona, uno de los elementos claves de la estabilidad de España», advirtió.

Entre los constitucionalistas, existe cierta discusión sobre el alcance exacto de la función arbitral y moderadora que la Carta Magna concede al jefe del Estado. Pero en lo que hay cierto consenso es en que en ningún caso puede interferir en cuestiones políticas. Y la de decidir quién ha de gobernar es una de ellas. Él propone al candidato que cree que puede lograr la confianza del Congreso, pero dársela o no es una decisión autónoma de los representantes de la soberanía nacional.