El Gobierno insta a los secesionistas a asumir en público lo que dicen en privado
ESPAÑA
Pedro Sánchez exige a Rajoy «una salida política» a la crisis independentista, más allá del recurso a los tribunales
01 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.En la Moncloa respiran aliviados. La salida a la luz de los mensajes de Puigdemont a su exconsejero Antoni Comín en los que reconoce que su aventura independentista «se ha terminado», concediendo la victoria de ese pulso que mantiene con el Gobierno central a su oponente, ha proporcionado una nueva bocanada de aire fresco al Ejecutivo.
La arriesgada apuesta de Rajoy de continuar adelante con el recurso de impugnación del pleno de investidura de Puigdemont ante el Constitucional, una polémica decisión que tomó el presidente a pesar de estar desatendiendo las recomendaciones del Consejo de Estado, le ha salido redonda. O al menos es lo que trató el Gobierno de poner en valor nada más constatarse la decisión del presidente de la Cámara catalana de aplazar la sesión de investidura. Y, atendiendo a los mensajes del expresidente autonómico fugado en Bruselas captados por un cámara de El programa de Ana Rosa, parece que llevan razón.
El independentismo está dividido y acabará derrotado. Esa es la lectura de la Moncloa sobre las últimas jornadas, en las que la situación en Cataluña ha empezado a dar la vuelta, porque desde el 21D tanto el Ejecutivo como el partido que lo sustenta no habían dejado de sufrir disgustos. Al fin, con un escenario adecuado, la Moncloa está dispuesta a tomar cartas en el asunto y sacar ventaja de este giro. Así, Soraya Sáenz de Santamaría pidió ayer al presidente del Parlamento catalán, Roger Torrent, que inicie una nueva ronda de contactos para la propuesta de un nuevo candidato a la Generalitat. La número dos del Ejecutivo considera que «ha llegado el momento de que se asuma públicamente lo que se dice en privado», dijo en clara referencia a los mensajes de texto.
El olvido de Ciudadanos
Durante el último mes el PP pelea en dos frentes; si por un lado tenía que seguir atendiendo al secesionismo, por el otro costado la presión de Ciudadanos comenzaba a ser asfixiante. Sin embargo, tras los acontecimientos de las dos últimas jornadas, en Génova han experimentado la misma sensación que tenía Popeye con las espinacas, y ahora se sienten capacitados para atender a un enemigo con cada brazo. Así, la vicepresidenta no desaprovechó la oportunidad de meter el dedo en el ojo a la formación de Rivera. Sáenz de Santamaría agradeció al PSOE «su lealtad institucional» en un mensaje del que excluyó a Ciudadanos con una clara intención: que la formación naranja deje de colgarse medallas por las buenas acciones del Gobierno y de reclamar explicaciones cuando llegan mal dadas.
Por su parte, el secretario general socialista, Pedro Sánchez, tampoco está dispuesto a que el PP tome la iniciativa de forma cómoda y volvió ayer su mirada hacia Rajoy para exigirle que ofrezca una «salida» a Cataluña, más allá del recurso a los tribunales. «En política, el que no hace nada tampoco es nada», advirtió con crudeza en un acto en Madrid.