
Descalifica al candidato por su sectarismo y por sus escritos antiespañoles
13 may 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Nada en el discurso de investidura de Quim Torra sirvió para diluir siquiera mínimamente la inquietud (e incluso la indignación) que sintió la oposición el pasado jueves tras conocer que sería el candidato «viable» de Junts per Catalunya y Esquerra a la presidencia de la Generalitat.
La alocución fue dura. «Más leña al fuego», según Ciudadanos, que cree que el candidato neoconvergente «humilla» a los españoles. «Preocupante», según el PSC. «Incendiario», según el PP. Ignora al 50 % de los catalanes, según los comunes. Todos los grupos de la oposición le echaron en cara su «sectarismo» y los tuits antiespañoles escritos durante años. Torra pidió el viernes perdón a quien se sintiera «ofendido» por los tuits y artículos de tinte xenófobo que publicó hace seis años y que se ha apresurado a hacer desaparecer; entre ellos uno en el que afirmaba que no es «nada natural» hablar en español en Cataluña, que la lengua «es el alma de la patria» y que «cuando se decide no hablar en catalán se está decidiendo dar la espalda a Cataluña». Sin embargo, no se retractó de lo dicho, ni en la cadena pública ni en sede parlamentaria, donde dejó claro que el único objetivo de su presidencia tutelada y provisional es la ruptura con España. Todas las fuerzas de la oposición se lo echaron en cara. Expresaron su sorpresa por que alguien que pretende presidir el Gobierno de Cataluña no tenga proyecto alguno sobre políticas sociales, sobre infraestructuras, sobre financiación...
Albiol: «La democracia responderá si pasa de las intenciones a los hechos»
Xavier García Albiol calificó el discurso de Torra de incendiario y lo avisó de que «la democracia responderá como ya ha hecho con aquellos que ya lo han intentado» si decide pasar «de las intenciones a los hechos», en su apuesta por instalarse en el «conflicto».
El dirigente popular se mostró preocupado por la candidatura de Torra, de quien dijo que tiene un discurso «que es gasolina para apagar el fuego» y cuyo «principal activo es la radicalidad». Emplazó al aspirante a la investidura a que responda si prefiere «seguir instalado en el conflicto» o, por contra, decide apostar por el «respeto», ya que así se sabrá si quiere representar «a todos los catalanes» o ser un «representado de Puigdemont». «Si piensa seguir por el camino que ha señalado, no le quede la menor duda de que su libertad acabará donde empiezan nuestros derechos», zanjó. Y le pidió que tenga la «generosidad de entender» que los catalanes son más «que los socios de Òmnium Cultural o la ANC».
Doménech: «Un país dividido contra sí mismo no puede subsistir»
Xavier Doménech fue casi tan duro como la líder de Ciudadanos. «Ha hecho usted un buen discurso para Carles Puigdemont, para intentar convencer a la CUP -espetó al aspirante-. No creo que lo haya sido para el conjunto del país».
El líder de Podemos en Cataluña advirtió a Torra que sus tuits del 2013 suponen un ataque al 75 % de los catalanes que se sienten españoles en mayor o menor grado: «Dígame qué piensa de los españoles, porque así sabremos qué piensa de los catalanes y sabremos si entiende Cataluña [...], mestiza en toda su diversidad». No hubo respuesta. Domènech pidió a Torra que deje de aferrarse al «legitimismo» de la figura de Puigdemont, porque «Cataluña necesita dejar de resistir y empezar a construir y ganar». Y le preguntó: «¿Ustedes están por el diálogo y la construcción de Cataluña o por la construcción de su legitimidad o legitimismo?». «Un país dividido contra sí mismo no puede subsistir», afirmó.
Iceta: «No queremos que se levante el 155 para que se gobierne desde Berlín»
El líder del PSC, Miquel Iceta, se mostró dispuesto a concederle el beneficio de la duda a Quim Torra y a admitir la posibilidad de que en el ejercicio del cargo tenga otro comportamiento. «El hábito no hace al monje, pero lo identifica», dijo. Pero al mismo tiempo lo tildó de «fundamentalista» y le dejó claro que los socialistas votarían en contra de su investidura, «no solo porque le hayan propuesto digitalmente, sino porque ha aceptado encantado la subordinación a quien considera presidente legítimo». «No queremos que se levante el 155 para que se gobierne Cataluña desde Berlín o Waterloo», afirmó.
Lamentó que solo se dirija a los catalanes independentistas y le instó a renunciar a la vía unilateral «fracasada». «No retomemos un camino que sabemos que tiene unos costes enormes para todos», reclamó. Y le advirtió que «no puede saltarse la ley ni prescindir de medio país», sino pensar en el conjunto de los catalanes, también en los no independentistas.
El líder del PSC consideró que Torra será presidente «por gracia de Puigdemont y con permiso de la CUP», pero recordó que la Generalitat es «la institución más alta del país y no puede quedar subordinada a ningún planteamiento ni persona». «Muchos catalanes no podemos aceptar un presidente rebajado, por respeto a la institución, el Estatut y las leyes. Usted ha aceptado ser presidente temporal y por delegación», le afeó.
Arrimadas: «Usted no ha venido a dirigir un Gobierno, sino un CDR»
«¡Usted no ha venido aquí a presidir un Gobierno, ha venido a presidir un CDR!», exclamó Inés Arrimadas en alusión a los grupos radicales responsables de cortes de carreteras, de las vías del AVE o de otras acciones «en defensa de la república». En su alocución, Arrimadas le espetó a Torra: «Usted representa más leña al fuego», y le dijo que «se ha perdido una gran oportunidad» para iniciar un «etapa de reconciliación» entre catalanes y para «reconstruir puentes» con España con un Quim Torra que no podrá ser «nunca el presidente de todos los catalanes».
Arrimadas consideró que el presidenciable representa al «nacionalismo identitario excluyente», como ha quedado patente con sus tuits y sus artículos en medios de comunicación, y le ha reprochado que su único objetivo sea el de proseguir con el «mantra» del proceso independentista al prometer «construir república». Arrimadas recriminó a Torra que lo «único» que le interesa es la independencia de Cataluña y, en este contexto, vaticinó una etapa de «más confrontación» y de «más conflicto» en el caso de que sea investido presidente.
«No reconoce que la sociedad catalana está dividida en dos y que nosotros somos también catalanes», afirmó. Y le anunció que «se encargará personalmente» de hacer llegar a las autoridades de la UE una traducción de las «barbaridades» y «humillaciones» que ha escrito.