Casado rompe lazos con Cospedal a la espera de que deje su escaño en el Congreso

M. E. alonso MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Casado saluda a la senadora Pilar Barreiro, que se incorporó al grupo del PP en la Cámara Alta tras el archivo de su causa como investigada en la Púnica
Casado saluda a la senadora Pilar Barreiro, que se incorporó al grupo del PP en la Cámara Alta tras el archivo de su causa como investigada en la Púnica Ballesteros

El líder del PP avisa de que dará los pasos «justos» si se conocen nuevas grabaciones comprometedoras

07 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Casado ha soltado definitivamente amarras de María Dolores de Cospedal. Un día después de que decidiese apartarla del comité ejecutivo nacional, el presidente del PP dejó claro que no hay vuelta atrás en su decisión y enseñó el camino de salida a la que fue secretaria general de los populares y valedora de su victoria en las primarias del pasado julio. Para ello, Casado se sirvió del ejemplo de la senadora Pilar Barreiro, que se fue al grupo mixto al ser imputada por la trama Púnica y ahora ha regresado al Grupo Popular cuando el Supremo la ha exculpado. «Tu actitud te honró», dijo ayer a la dirigente popular en su vuelta a la Cámara Alta.

Cospedal, muy a pesar de la dirección del PP, ha decidido mantener el escaño en el Congreso, donde además es presidenta de la Comisión de Asuntos Exteriores y miembro de la Diputación Permanente, que le permite estar aforada hasta el fin de la legislatura. Pero aferrarse al acta no le servirá de mucho a la exministra de Defensa si, como se espera, afloran nuevas conversaciones con el excomisario José Villarejo. Casado entiende que el compromiso de su formación «con la rendición de cuentas debe ser absoluto» incluso con aquellas prácticas que, sin ser delito, «no sean ejemplares». Por ello, advirtió que dará los pasos que considere «justos» según se vayan conociendo nuevas revelaciones. Eso sí, «sin caer en afanes inquisitoriales» porque, según el líder del PP, hay que mantener un «equilibrio exigente» entre la petición de responsabilidades y el respeto a la presunción de inocencia.

Prácticas del pasado

Tras presidir la reunión del grupo popular en el Senado y arengar a sus senadores contra las «vergonzantes prácticas del pasado», Casado denunció la doble vara de medir los escándalos cuando afectan a su partido, al PSOE, a Podemos o a Ciudadanos. Liberado tras el paso atrás de Cospedal, el líder de la oposición puso el foco en el Gobierno de Pedro Sánchez y pidió la dimisión en cadena de cuatro de sus ministros. «Exijo que a todos se les exija por igual».

Desde que se filtró su reunión con Villarejo, Cospedal insistió en que no hizo «nada malo» y que cumplía con su obligación cuando habló con el excomisario de investigar a Javier Arenas o al hermano del exlíder del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba. Fuentes de la dirección nacional consideran «inaceptables» esas componendas aunque estén «sobredimensionadas».

El marido de la ex secretaria general dice que Rajoy conoció la contratación de Villarejo

M. S. P.

¿Supo Mariano Rajoy de las turbias maniobras de Dolores de Cospedal con José Villarejo para intentar minimizar los daños del caso Gürtel? ¿Aprobó el entonces presidente del PP esa táctica? Según el marido de la entonces secretaria general del PP, la respuesta es que sí y sí. Así se lo manifestó el propio Ignacio López del Hierro a Villarejo en una conversación telefónica el 22 de julio del 2009.

Según reveló ayer el portal Moncloa.com, en aquella breve conversación telefónica López del Hierro y Villarejo analizan los resultados del encuentro que habían tenido horas antes. «Le comentó [Cospedal] el negocio a su jefe [Rajoy], como es normal». «Su jefe está de acuerdo en que se desarrolle esta línea de actuación», comunica el empresario al expolicía, en un lenguaje críptico ante el temor de ser escuchados por terceras personas, aunque era Villarejo quien grababa la llamada.

La «línea de actuación» que Villarejo, Cospedal y López del Hierro habían diseñado era intentar minimizar el impacto del escándalo del entonces recién nacido caso Gürtel. Para ello, Villarejo iba a investigar al hermano de Alfredo Pérez Rubalcaba, a fin de encontrar «puntos débiles» del ministro, al que culpaban de estar detrás de las filtraciones del caso que machacaba al PP. El excomisario también debía espiar a Javier Arenas para saber hasta qué punto estaba vinculado a la trama que dirigía Francisco Correa. La conversación que señala a Rajoy comienza con López del Hierro preguntando a su interlocutor por la impresión que le ha causado su mujer. «¿Te gustó nuestro socio [Cospedal]?». «Yo [tuve] buena impresión, obviamente», dice el exmando policial. «¿Qué tal impresión del socio [Cospedal]?», le pregunta a su vez Villarejo por la valoración que le ha causado él a ella. «Bien, bien, bien». «La suya y luego la de su jefe [Rajoy], que también le comentó [Cospedal] el negocio a su jefe, como es normal», afirma López del Hierro. «Ah, muy bien. Y entendió [Rajoy] la cosa, ¿no?», pregunta de nuevo el excomisario. «Sí, su jefe está de acuerdo en que se desarrolle esa línea de actuación», responde el marido.

Una afirmación en alguna medida sorprendente, porque es poco probable que Rajoy autorizara una investigación sobre Arenas, hombre de su más estrecha confianza.