Les advierte que sus exigencias son inasumibles y que sin Presupuestos habrá comicios
09 feb 2019 . Actualizado a las 13:20 h.El Gobierno se levanta de la mesa de negociaciones que abrió recientemente con los secesionistas y con la que pretendía establecer las reglas de juego para buscar una solución dialogada al laberinto catalán. El Ejecutivo toma esta decisión tras comprobar que las reivindicaciones de los independentistas solo pasan por la celebración de un referendo de autodeterminación autorizado desde Madrid, un límite que, tal y como garantizó este viernes la vicepresidenta Carmen Calvo, no están dispuestos a asumir. «Este Gobierno no aceptará nunca el planteamiento de un referendo de autodeterminación; nunca», reiteró la número dos del Ejecutivo. Esta postura fue reforzada horas más tarde por Sánchez: «Este Gobierno no aceptará nunca un referendo de autodeterminación. Trabajamos por tender todos los puentes posibles desde la política», publicó en su cuenta de Twitter.
Advertido por Carmen Calvo de las líneas rojas establecidas por los representantes del PDECat y ERC, la consulta sobre la independencia, que el presidente del Gobierno considera inasumibles, el Consejo de Ministros decidió este viernes dar por rotas las negociaciones.
La marcha atrás de la Moncloa llega tan solo dos días después de que se levantara un gran revuelo al trascender que el Gobierno había aceptado la exigencia de los secesionistas de incorporar un relator a la mesa de partidos. Esta circunstancia motivó una furibunda reacción del PP y de Ciudadanos, que junto a la CUP se autoexcluyeron de este foro de debate desde un primer momento. Pablo Casado y Albert Rivera apenas tardaron unas horas en convocar una manifestación para este domingo en Madrid, en la que exigirán la celebración de unas elecciones generales con carácter inmediato.
Pero la incorporación del relator a la mesa de partidos no solo sentó mal en las fuerzas de la oposición, sino que abrió una importante crisis dentro del propio PSOE. Barones territoriales de peso, presidentes autonómicos, diputados e históricos del partido, como Alfonso Guerra o Felipe González, censuraron abiertamente el último movimiento de Sánchez de cara a atraerse el voto de los secesionistas para conseguir la aprobación de los Presupuestos. El cisma en las filas del PSOE llegó a contagiarse dentro del propio Consejo de Ministros, que este viernes se prolongó mucho más de lo habitual.
«No ha sido posible», admitía una resignada Carmen Calvo tras anunciar que las negociaciones con los dirigentes secesionistas estaban «encalladas». No obstante, la vicepresidenta advirtió que esta ruptura no es definitiva, ya que, como Gobierno, «ni quieren ni pueden» romper los puentes con la Generalitat, por lo que continuarán conversando en el futuro en busca de una solución «pacífica y política».
El departamento de comunicación de la Moncloa difundió este viernes el documento que había sido rechazado por los independentistas. En el mismo se recoge el establecimiento de dos foros de diálogo: el de la mesa de partidos dirigida por el ya famoso relator, y otro, más «institucional», en la comisión bilateral Gobierno-Generalitat presidida por la ministra Meritxell Batet. «No aceptan el marco que hemos propuesto», lamentó Calvo, aunque volviendo a matizar que mantienen su «firme disposición para que el diálogo se produzca».
Jornada clave en el Congreso
En un intento de desvincular este asunto de la aprobación de los Presupuestos, para los que Sánchez necesita del apoyo de los independentistas, Calvo anunció que a partir de ahora y a lo largo de la próxima semana se centrarán por completo en buscar el apoyo de «todos los grupos» políticos para poder sacar adelante las cuentas, por lo que las conversaciones entre socialistas y las direcciones del PDECat y ERC continuarán vivas.
El próximo miércoles, el Congreso se pronunciará sobre si devuelve o no el proyecto presupuestario presentado por Sánchez. Por el momento, ERC y el PDECat se mantienen en sus trece para votar en contra, haciendo fracasar las cuentas y, en consecuencia, poniendo en peligro la continuidad de la legislatura. Calvo reconoció que en caso de ser rechazado el proyecto, el escenario más probable sería el electoral. «Con estas cuentas tendremos un 2019 normal; sin ellas, el tiempo se acorta», admitía la vicepresidenta rescatando unas palabras de Pedro Sánchez. Pero junto a estas palabras, hubo otras señales de que la legislatura podría estar tocando a su fin. Una fue la advertencia de Calvo a todos los partidos que voten en contra que tendrán que explicar a la gente su negativa, algo que sonó en clave electoralista. Otra, los rostros de Calviño, Duque y la propia Calvo.
Ángel Gabilondo, el último barón en sumarse a las críticas
f. B.
La decisión de incorporar a un relator independiente a la mesa de partidos en Barcelona para encontrar una salida al laberinto catalán dio munición a las fuerzas de la oposición, pero también provocó todo un terremoto dentro del propio partido socialista. Los históricos Felipe González o Alfonso Guerra, la diputada nacional Soraya Rodríguez, o barones territoriales como Lambán o Page, censuraron abiertamente el último movimiento de Pedro Sánchez buscando la aproximación con los independentistas. El último en sumarse a estas críticas internas fue el portavoz de los socialistas en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo, que se mostró contrario a la apertura de esa mesa de partidos en Cataluña: «El lugar natural es el Parlamento, que luego se organice a través de comisiones y demás, pero el lugar es el Parlamento», comentó en una intervención en los micrófonos de Onda Cero.
Gabilondo no fue el único que este miércoles puso en tela de juicio la estrategia de Sánchez. El presidente de la Comunidad Valenciana, Ximo Puig, tildó la decisión de «discutible», aunque este prefirió cargar las tintas contra la respuesta de la oposición, al considerar que la convocatoria en Colón es «una llamada a las dos Españas» con la que pretenden repartir carnés de «buenos y malos españoles», dijo. A diferencia de lo sucedido el pasado miércoles, en esta ocasión las críticas internas no encontraron respuesta desde la sala de prensa de la Moncloa. La vicepresidenta, Carmen Calvo, que hace dos días acusó a Page de «desinformado», este viernes se limitó a decir que en «situaciones complicadas, la ayuda sirve de mucho».
Para tratar de justificarse, el Gobierno acompañó sus explicaciones con la publicación del documento que había enviado a los independentistas catalanes para negociar una salida dialogada a la crisis. En el texto se habla de crear una comisión bilateral y una mesa de partidos para ampliar «los espacios de diálogo ya existentes en el Congreso de los Diputados y en el Parlament». El objetivo, añade, «será la búsqueda de respuestas políticas que alcancen un amplio apoyo de la sociedad catalana».
El Govern acusa a Sánchez de romper el diálogo y ceder ante «la ultraderecha»
La portavoz del Govern, Elsa Artadi, y el vicepresidente del Govern, Pere Aragonès, han acusado esta tarde al Gobierno central de romper el diálogo que mantenía con la Generalitat, y han criticado que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ha cedido a presiones «del nacionalismo español, la derecha y la ultraderecha», informa Europa Press. Lo ha dicho en rueda de prensa desde el Palau de la Generalitat, convocada después de que esta mañana la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, haya dado por paralizado el diálogo con la Generalitat porque pedía un referéndum de autodeterminación que «no es aceptable».
Aragonès ha destacado que, pese a considerar que el Gobierno ha roto este diálogo y ha renunciado a seguir hablando, la Generalitat ha asegurado que no hará lo mismo: «Nosotros no nos hemos levantado de la mesa ni lo haremos. Esperemos que el Gobierno se reincorpore pronto».