El exministro y eurodiputado socialista se despide en este artículo escrito para La Voz de Galicia. «La política ha sido, es y siempre será mi pasión», dice José Blanco que da las gracias a sus votantes, al partido y especialmente, a Zapatero
17 mar 2019 . Actualizado a las 16:37 h.Este domingo, el Comité Federal del PSOE aprobó la candidatura socialista para las próximas elecciones europeas, una candidatura de la que, como es sabido, no formaré parte.
De esta manera, finaliza mi andadura en el Parlamento Europeo, una andadura que empezó en la presente legislatura y que terminará con ella y que me ha permitido desarrollar una intensa actividad en áreas cruciales para Galicia: los acuerdos pesqueros, la defensa de los fondos comunitarios para agricultura, pesca y desarrollo regional, la integración de Galicia en el corredor atlántico ferroviario de las redes transeuropeas, la lucha contra el declive demográfico, la apuesta por la transición justa, el impulso industrial… Y que ha tenido su culmen con la ponencia de la directiva de energías renovables aprobada el pasado mes de diciembre, una directiva clave para luchar contra el mayor desafío de nuestro tiempo, el cambio climático. Esa lucha que ahora cuenta con el movimiento más ilusionante que ha visto nacer Europa en estos años, el movimiento estudiantil liderado por Greta Thunberg.
La política ha sido, es y siempre será mi pasión. Pero debo admitir que en absoluto podía imaginar en aquel lejano 1989 cuando fui elegido por primera vez senador por la provincia de Lugo lo que luego vendría: lo máximo a que uno puede aspirar como militante -la vicesecretaría general de mi partido- y como ciudadano -ser ministro del Gobierno de mi país-, responsabilidades que pude ejercer gracias a la confianza de José Luis Rodríguez Zapatero, a quien siempre estaré agradecido por su respaldo y por su amistad.
Finaliza, pues, esta etapa. Permítanme, no obstante, que no haga balances que no me competen, pero sí que muestre mi agradecimiento más sincero, mi gratitud infinita, a todos los que lo han hecho posible. En primer lugar, a los ciudadanos, singularmente a los de mi provincia, Lugo, por su respaldo a lo largo de décadas de dedicación al servicio público. Y, en segundo lugar, a mi partido, el PSOE, a sus militantes y a sus dirigentes, por haberme honrado durante tantos años con su cariño y su confianza para desempeñar tareas de máxima responsabilidad al frente del partido y al frente del Gobierno de España.
Esa es una deuda de gratitud que nunca podré pagar. Alguien dejó escrito que el agradecimiento es la memoria del corazón. Eso es lo que yo siempre sentiré hacia mi partido. Galicia, España, Europa enfrentan retos trascendentales no solo para el bienestar y progreso de los ciudadanos, sino para el propio futuro del planeta. Y lo hacen, además, en un contexto de preocupante involución reaccionaria y de emergencia de los peores fantasmas de nuestra historia -nacionalismo, autoritarismo, populismo-. Por ello, es vital reafirmar la necesidad, la vigencia y la pervivencia de un proyecto de valores progresistas, firmemente anclado en la defensa de la libertad, la igualdad, la solidaridad y la sostenibilidad. En Galicia, en España y en Europa. En ello seguiremos trabajando.