El Gobierno avisa a Bélgica de que habrá consecuencias si no entrega a Puigdemont

p. de las heras / s. arroyo MADRID / BRUSELAS / COLPISA

ESPAÑA

El expresidente catalán Carles Puigdemont
El expresidente catalán Carles Puigdemont ODD ANDERSEN | AFP

El juez flamenco aplaza al 16 de diciembre la vista sobre la euroorden de Llarena

30 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El Gobierno lanzó ayer una advertencia inusualmente dura a Bélgica. La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, argumentó que ve «difícil» que desde el punto de vista jurídico se pueda denegar la petición realizada por el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena, para que la Justicia belga extradite a Carles Puigdemont, una vez que el resto de los procesados en la causa del 1-O han sido condenados. Pero, sobre todo, subrayó que el Ejecutivo «no entenderá» que esa entrega no se produzca y avisó de que si se rechaza la euroorden se tomarán «medidas».

Calvo no concretó cuáles serían las consecuencias de un gesto que, desde su punto de vista, implicaría no reconocer la «plenitud de la democracia española», pero fuentes del Gobierno explican que en caso de pérdida de confianza puede haber repercusiones diplomáticas claras, por ejemplo dentro de la UE. «Podemos dejar de apoyarlos en cosas en las que ellos tengan interés», explican. La vicepresidenta lo expresó de otra manera. «Se puede tener más intensidad o menos en el empeño de las relaciones», dijo en una entrevista en Onda Cero.

La amenaza se produjo apenas unos minutos antes de que la Justicia belga concediera más tiempo al expresidente de la Generalitat y aplazara la audiencia que debía celebrarse en primera instancia para ver su caso. El político secesionista, huido desde hace dos años, tendrá que comparecer el 16 de diciembre ante el mismo tribunal para defenderse de las acusaciones de sedición y malversación de fondos públicos, los dos delitos que sustentan la orden internacional de detención y entrega emitida por Llarena y respaldada por la Fiscalía belga.

Mes y medio

Puigdemont tiene ahora mes y medio para preparar su defensa, que utilizará los mismos argumentos que con las dos euroórdenes anteriores. Su abogado, Gonzalo Boye, explicó que, entre ellos, estarán «la inmunidad parlamentaria, la vulneración de derechos civiles y políticos, los derechos fundamentales, las garantías del proceso y de la presunción de inocencia».

Ahora bien, Puigdemont carece de inmunidad, ya que no ha recogido el acta de europarlamentario, pues para hacerlo tenía que haberse trasladado a Madrid. El expresidente huido, que no aceptó preguntas ni a la entrada ni a la salida del Palacio de Justicia de Bruselas, se limitó a asegurar que atenderá los requerimientos de «una Justicia [belga] que actúa con independencia e imparcialidad».

Su asunto no era el primero que tenía encima de las mesa el juez flamenco encargado del caso, el mismo que estudió y denegó la euroorden del 2017, en la que Llarena incluyó también el delito de rebelión. El expresidente y los letrados fueron uno a uno anunciando el aplazamiento de la vista hasta en cinco idiomas distintos.

Boye, que recientemente fue llamado a declarar por presunto lavado de dinero del narco Sito Miñanco, utilizó las palabras que unas horas antes había pronunciado Calvo para volver a cuestionar la independencia judicial en España. «Son unas declaraciones que ayudan bastante», dijo con ironía. «Amenaza con que afectaría a las relaciones diplomáticas, cuando creíamos que estábamos ante un asunto estrictamente judicial».