El viaje del revolucionario apocalíptico que se convirtió en pragmático integrado

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Jesús Prieto | Europa Press

Del hombre que tachaba de «casta» a cualquiera que ocupara un cargo y advertía de que el «miedo ha cambiado de bando», apenas queda la coleta

10 ene 2020 . Actualizado a las 20:22 h.

PABLO IGLESIAS, VICEPRESIDENTE DERECHOS SOCIALES. Pablo Iglesias será el vicepresidente de Derechos Sociales y asumirá la gestión de la Agenda 2030 que trabaja en los objetivos de las Naciones Unidas para el desarrollo sostenible. Algo que le permitirá tener una amplia agenda internacional en la ONU y en la Unión Europea.

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Pablo Iglesias será el vicepresidente de Derechos Sociales y asumirá la gestión de la Agenda 2030 que trabaja en los objetivos de las Naciones Unidas para el desarrollo sostenible. Algo que le permitirá tener una amplia agenda internacional en la ONU y en la Unión Europea.

«Hay que dejar alguna señal para los historiadores». Eso es lo que contestó Pablo Iglesias Turrión (Madrid 1978) cuando, en la asamblea estatal de Podemos celebrada en Vistalegre en el 2014, su entonces número dos, Íñigo Errejón, le advirtió de que su ya icónica frase había hecho «demasiado ruido».

«El cielo no se toma por consenso. El cielo se toma por asalto», había dicho Iglesias unos minutos antes. Menos de seis años después, consuma su obsesión por hacer historia y se convierte en vicepresidente del Gobierno, aunque no precisamente por asalto, sino a través del consenso y las cesiones.

El viaje del revolucionario que a los 16 años se afilió ya a las Juventudes Comunistas, que en el 2011 era todavía un antisistema, y que fundó Podemos en el 2014 para acabar con «el régimen del 78» y con una Constitución que consideraba un «candado», hasta llegar a la responsabilidad de gobernar España, ha estado lleno de renuncias, contradicciones, cambios camaleónicos de discurso y rupturas traumáticas con todos los que le acompañaron en la fundación del partido.

El contacto con el poder y la paulatina pérdida de apoyos desde los 71 escaños que Unidos Podemos obtuvo en el 2016 a los 35 que tiene en la actualidad han pulido su discurso radical y convertido a Iglesias en un líder pragmático que ya advierte a los suyos de que, a cambio de entrar en el Gobierno, tendrá que «renunciar a muchas cosas». Del permanente ceño fruncido y los mítines a ritmo de rap ha pasado a ser la encarnación del sosiego. Del hombre que tachaba de «casta» a cualquiera que ocupara un cargo y advertía de que el «miedo ha cambiado de bando», apenas queda la coleta. El paso de vivir en un modesto piso en Vallecas a comprar un chalé en Galapagar junto a su pareja, Irene Montero, a la que ahora nombra ministra, simbolizan el paso de ser un apocalíptico a un integrado.

Más que un político, Iglesias es ante todo un estratega. Y sus dos grandes retos ahora son, por una parte, demostrar que es capaz también de gestionar con eficacia los recursos públicos para poner en marcha sus propuestas sociales. Y, por otra, una vez abandonado el sueño del sorpasso al PSOE, demostrar que su inmenso ego es capaz de convivir con el del Sánchez sin que formen dos Gobiernos paralelos ni compitan en la batalla de la imagen.

VICEPRESIDENTE DERECHOS SOCIALES

UP. Pablo Iglesias será el vicepresidente de Derechos Sociales y asumirá la gestión de la Agenda 2030 que trabaja en los objetivos de las Naciones Unidas para el desarrollo sostenible. Algo que le permitirá tener una amplia agenda internacional en la ONU y en la Unión Europea.