Los anticapitalistas aspiran a crear su «marea andaluza» tras la ruptura con Podemos

cecilia cuerdo SEVILLA / COLPISA

ESPAÑA

Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias, durante un mitin en el 2018
Teresa Rodríguez y Pablo Iglesias, durante un mitin en el 2018 Jesús Prieto - Europa Press

La corriente crítica acusa a Iglesias de ser parte de la clase política que antes combatía

17 feb 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El anuncio de Teresa Rodríguez, hasta ahora coordinadora regional de Podemos en Andalucía, de no presentarse a la reelección para un tercer mandato y centrarse en Adelante Andalucía para convertirlo en un «partido andalucista, ecologista, feminista y de clase trabajadora» pone punto y final a una compleja relación con el equipo de Pablo Iglesias. Ambos han protagonizado no pocos desencuentros por cuestiones estratégicas. Y aunque el matrimonio de conveniencia se ha zanjado con un divorcio amistoso y con las puertas abiertas a futuras colaboraciones, como en cualquier pareja ahora toca la difícil digestión del reparto de los logros en común.

Agrupados bajo el mismo paraguas de la indignación durante las protestas del 15M, el meteórico ascenso de Podemos en las europeas del 2014 pilló al partido sin apenas implantación territorial, por lo que hubo que buscar una solución de emergencia. Especialmente, cuando en enero del 2015 la socialista Susana Díaz decidió romper con IU y adelantar la convocatoria autonómica a fin de evitar que la nueva formación le comiera terreno.

Desde la corriente Izquierda Anticapitalista, Rodríguez siempre ha disputado el liderazgo a Iglesias, incluso planteando una lista alternativa a las europeas del 2014. Ambos lograron escaño e Iglesias decidió aprovechar ese capital político para ponerla de cabeza de cartel. Así, una fuerza minoritaria, que apenas obtenía el 0,2 % de los votos, llevada en volandas por Podemos dio la sorpresa al irrumpir con quince escaños en el Parlamento andaluz.

Rodríguez logró hacerse fuerte en el partido y se erigió como líder. Desde entonces, los desencuentros con la cúpula nacional han sido frecuentes. Unos agravios, a juicio de los andaluces, que comenzaron en el 2015 cuando miembros del equipo fundador de Podemos reconocieron que Andalucía «no era una prioridad». O cuando en las famosas marchas del cambio, en enero de ese mismo año, a dos meses de las regionales, la representación andaluza fue excluida del escenario. Antes, en octubre del 2014, fue Rodríguez quien aglutinó a diversos sectores y disputó junto a Pablo Echenique el liderazgo a Iglesias en Vistalegre I.

También hubo épocas de abrazos. En el 2016, en plena pugna entre Iglesias e Iñigo Errejón por el control del partido, los afines al primero se apoyaron en Rodríguez. Una alianza que sirvió al actual vicepresidente segundo del Gobierno para anular a los críticos y a la andaluza para lograr un segundo mandato. 

Una marea andaluza

Reforzada en su liderazgo, la gaditana emprendió su sueño autonomista: una formación independiente de la dirección nacional, al estilo de las mareas gallegas o de En Comú Podem. Iglesias intentó frenar esa aspiración en el 2018 cuando planteó una lista alternativa a la presidencia de la Junta. No lo logró, pero Rodríguez avanzó un paso en su proyecto al propiciar Adelante Andalucía, una confluencia con IU y otras formaciones a la izquierda del PSOE.

El elemento que terminó por cortocircuitar las relaciones entre ambos fue la formación de un Gobierno de coalición entre Podemos y PSOE. Una alianza denostada por Rodríguez pero aprobada por sus socios de IU. «Ojalá me equivoque», dijo al felicitar a sus compañeros.

La relación con IU es la principal duda que surge del nuevo papel de Rodríguez. Ella ya ha dicho que seguirá al frente del grupo parlamentario, donde controla 11 de los 17 escaños, pero está por ver cómo se acomodan a las directrices que emanen de la nueva dirección de Podemos Andalucía, si mantendrán disciplina de voto o incluso cómo convivirán con los seis diputados de IU.

El líder de IU Andalucía, Toni Valero, ya ha advertido de que el acuerdo de confluencia es con Podemos, no con las personas que estuvieron al frente. Además, la marca de Adelante Andalucía está registrada como partido, por lo que cualquier movimiento deberá contar con el beneplácito de la coalición.

No irán a Vistalegre III

Anticapitalistas ha confirmado este domingo que no participará en la III Asamblea Ciudadana de Podemos después que la coordinadora confederal -su máximo órgano de dirección entre asambleas- decidiera por unanimidad no acudir ni presentar documentos o candidaturas.

En un comunicado, ha expresado que Vistalegre III, que el partido morado tiene previsto celebrar a finales de marzo, se plantea como «una ratificación de la estrategia de subalternización al PSOE de su dirección». «Sin deliberación previa y sin analizar la sangría que Podemos ha sufrido como organización durante los últimos años, no parece que haya posibilidades de cambiar este modelo», ha añadido.

De este modo, los anticapitalistas han anunciado que desde este domingo centrarán sus debates en decidir su relación definitiva con Podemos, un proyecto que, según han apuntado, contribuyeron «a fundar» y al que le dedicaron «esfuerzos». La decisión definitiva sobre la continuidad en el partido de Pablo Iglesias se comunicará el 28 de marzo tras la celebración de una conferencia.

Además, la corriente más a la izquierda de la formación morada ha criticado el «rumbo» de Podemos tras su entrada al Gobierno de coalición con el PSOE. «La entrada de cinco ministros de Unidas Podemos a un gobierno progresista-neoliberal hegemonizado por el PSOE, en el que ese partido controla los principales resortes del poder, lejos de debilitar al actual régimen político, suponen integrarse en el mismo y considerar su gestión como el único horizonte posible», ha recalcado.

En este sentido, ha mostrado su rechazo a determinadas políticas concretas adoptadas por el Ejecutivo porque, a su juicio, «renuncia a confrontar con los grandes poderes económicos». «Constatamos que existe una diferencia enorme entre los objetivos del Podemos que contribuimos a formar hace seis años y la deriva actual, mediante la cual se ha pasado de impugnar a la clase política y a las élites económicas a convertirse en parte de la primera sin tocar los beneficios de las segundas», ha zanjado.

Nueva formación política

Por su parte, Anticapitalistas anunció este jueves en un comunicado que su intención es construir «una fuerza que luche por cambiar el sistema de raíz», que sea «antagonista al régimen», y que no se «conforme ‘con lo que hay’» ni con entrar en un gobierno «bajo la dirección de un partido neoliberal como el PSOE».

La salida de los anticapitalistas, que contribuyeron a fundar Podemos en el 2014, llega ahora tras seis años de diferencias con Iglesias, su equipo de dirección, y su estrategia política y organizativa, aunque el detonante ha sido la alianza con los socialistas.

Este sector siempre ha sido la corriente más a la izquierda de la formación, y en el último congreso, la asamblea de Vistalegre II de febrero de 2017, recabaron el apoyo del 13% de los militantes.

Si bien llegaron a liderar el partido en varias comunidades autónomas, actualmente su poder se limitaba principalmente al equipo de Rodríguez en Andalucía y al puesto de Urbán en la Ejecutiva estatal, como secretario de Memoria Histórica.