«No está solo en la batalla», dice Pablo Casado en un hemiciclo desangelado ante el elevado riesgo de contagio
18 mar 2020 . Actualizado a las 20:20 h.Pedro Sánchez acudió este miércoles al Congreso de los Diputados para, tal y como recoge la Constitución, dar cuenta de la declaración del estado de alarma decretado la noche del pasado sábado. Allí encontró el apoyo de los grupos de la Cámara, aunque no todos con la misma solidez. No hubo votación, que solo tendrá lugar una vez transcurridos los primeros 15 días del estado de alarma, cuando Sánchez deberá regresar a las Cortes si, como parece, pretende ampliarlo en otras dos semanas, pero el respaldo, aunque con esos claroscuros, se apreció en todos los portavoces, que coincidieron que ahora tocaba unión, pero también que ya habrá tiempo de depurar responsabilidades sobre una gestión muy criticada.
Dadas las circunstancias, el presidente del Gobierno anunció que cuando finalice esta crisis sanitaria llevará a la Cámara unos Presupuestos «de reconstrucción social y económica» para los que pidió el apoyo de todos los grupos. «Tiempo habrá para hacer oposición», apuntó a un hemiciclo desangelado, ya que solo acudieron a la sesión una treintena de diputados en representación de los distintos grupos. Incluso algunas formaciones, como Cs, Bildu, JxCat o la Cup, decidieron no mandar a nadie para preservar la salud de sus representantes. Hasta la fecha son al menos 10 los diputados que han dado positivo.
El presidente del Gobierno pidió unidad política: «Nuestra sociedad se encuentra librando una guerra. A veces nos podemos confundir al elegir a nuestro enemigo, pero en este caso nuestro enemigo es claro, un virus». La llamada a la unidad política afloró a lo largo de toda su intervención. También al cierre: «Una pandemia como esta no distingue de mapas, banderas, ni fronteras. Es un enemigo de todos», declaró, en lo que pareció un mensaje al presidente de la Generalitat, Quim Torra, que se desmarcó de un comunicado consensuado por el resto de presidentes autonómicos con Moncloa, y a los que Sánchez aplaudió su lealtad: «Agradezco la respuesta dada por todos los representantes públicos. Este Gobierno mantiene una confianza absoluta en la excelencia de nuestras administraciones autonómicas y locales».
Llamamiento a unidad ciudadana
Pero el llamamiento a la unidad no estuvo dirigido solo a la clase política. Sánchez también llamó a la unidad ciudadana de un país confinado, recordando la importancia de que cada uno cumpla con su parte: «Cada persona que se quede en casa, suma para ganar vidas. Cada uno de nosotros es el cortafuegos que puede frenar este incendio. Cada uno de nosotros está salvando vidas». Sánchez apeló a la «heroicidad» de la ciudadanía, destacando en Las Cortes un par de ejemplos, como ejemplos a seguir, como el de «ese casero gallego que se responsabiliza de su arrendataria».
Y en línea con sus palabras a lo largo de los últimos días, admitió que «lo más duro está todavía por llegar», aunque mostró su pleno convencimiento de que «saldremos reforzados de esta situación; no me cabe duda», reafirmó.
También en línea con otos discursos anteriores, Sánchez eludió hacer cualquier tipo de autocrítica. «Este tipo de virus nos expone a escenarios dinámicos y cambiantes», dijo, y que por tanto, «la respuesta no es estática, es dinámica», argumentó, tratando de justificar la gradualidad con la que el Ejecutivo fue aplicando las restricciones. «Ha desbordado las previsiones de todos, incluso las de la OMS», exclamó Sánchez. Fue entonces cuando introdujo el concepto del «sesgo de retrospectiva», que explico como algo muy similar a que toro pasado, todo es muy sencillo. «El ser humano sucumbe con frecuencia» a ello, dijo. «Es obvio que con lo que sabemos hoy, el mundo no hubiera actuado igual», dijo, reincidiendo en la idea de que se trata de una pandemia a nivel mundial. «Se decretó el estado de alarma cuando se tuvo la certeza de que resulta imprescindible, porque los derechos que se pone en juego son lo suficientemente valiosos como para ser preservados hasta el último momento».
Precisamente este fue uno de los aspectos más criticas por el resto de los grupos, que señalaron importantes errores de gestión de la crisis, un retraso tanto en el diagnóstico como a la hora de implantar las medidas, que para algunos continúan siendo insuficientes.
Pablo Casado: «No está solo en la batalla»
Las primeras palabras desde la tribuna por parte del presidente del PP fueron para brindar el apoyo de su grupo al Gobierno: «Amamos a España, un país que está sufriendo la desdicha del coronavirus. Por eso le digo que no está solo en la batalla. Puede contar con el apoyo del jefe de la oposición y del grupo popular», confirmó.
Casado garantizó los votos de su bancada para responder a la crisis, pero eso no le impidió ir intercalando algunas críticas a lo largo de su intervención. El líder del PP, que echó en falta «algo de autocrítica y humildad», manifestó que ya llegará el momento «de dirimir las responsabilidades, negligencias y retrasos» en la gestión.
Tampoco pudo evitar recordar que cuando gobernaba Rajoy, el PP se encontró una actitud muy distinta en la oposición liderada por Sánchez durante la crisis del ébola, en la que falleció en España una persona contagiada en África, pero ya en el primer momento se pidieron dimisiones. Casado lo denunció sin llegar a decirlo: «A diferencia de otras crisis del pasado, esta batalla la afrontamos juntos», afeó, mientras Sánchez tomaba notas en sus papeles.
No se olvidó tampoco de denunciar que el Gobierno incluyese en el mismo decreto de las medidas económicas para responder al estado de alarma colase la reforma para que Pablo Iglesias pueda formar parte de la comisión que controla al CNI: «No nos parece decoroso incluir en un decreto tan sensible para los españoles que lo están pasando mal la reivindicación de su vicepresidente para entrar en el CNI».
Casado también sacó pecho de la respuesta la crisis dada por las comunidades autónomas gobernadas bajo signo popular, a las que agradeció «su valentía y su responsabilidad» por haber actuado «antes que nadie». Y finalmente, le exigió al presidente del Gobierno que no titubeara a la hora de desplegar al Ejército «por todo el territorio nacional, sin atender a presiones nacionalistas». Sobre la deslealtad de los independentistas, anunció a Sánchez que en esta situación «va a encontrar más apoyo en nosotros que en su propios socios de investidura».
Sánchez rescató en los últimos días, también hoy, citas de los discursos más populares de Churchill durante la II Guerra Mundial. Casado concluyó su intervención de la misma forma: «Solo podemos ofrecer esfuerzo, sudor y lágrimas. Nos volveremos a poner en pie. Es la hora de la España eterna».
VOX pide el cese de Calvo e Iglesias
Por parte de Vox bajó a la tribuna su portavoz parlamentario, Iván Espinosa de los Monteros, debido a la reclusión en casa de Santiago Abascal, que la pasada semana dio positivo en las pruebas del COVID-19. Vox también mostró su apoyo al Gobierno, pero si cabe, todavía con muchos más reparos. «Es el momento de dejar atrás nuestras diferencias. Señor Sánchez, ahora lo importante es una situación que está golpeando nuestros hogares», arrancó el dirigente de Vox. «La mala noticia es la falta de autocrítica. La buena, es que hayan adoptado tantas propuestas sensatas que hicimos en semanas anteriores. No queremos recordar ahora lo que se nos llamó cuando propusimos el cierre de nuestras fronteras», dijo, al tiempo que se lo recordaba.
Espinosa de los Monteros también exigió el cese inmediato de dos de los vicepresidentes. «La señora Calvo y el señor Iglesias no pueden continuar en su Gobierno. Ni saben de salud ni saben de economía», comentó. «Si a usted le pasara algo, que no lo deseamos, nos pondría muy nerviosos estar en sus manos».
Podemos, «orgulloso» del Gobierno
En realidad, Sánchez se encontró pequeños peros hasta en su socio de la coalición, que volvió a indicarle el camino a seguir para responder a la crisis, exigiendo que no se escatimara ni un euro en gasto público: «Estamos librando una guerra, y los criterios económicos a aplicar deben hacerse cargo de esta realidad, o serán ciegos y contraproducentes. En tiempos de guerra, economía de guerra», defendió el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique.
En el Consejo de Ministros de ayer, en el que se planificó la receta económica, la formación morada logró imponer su tesis frente a otras lecturas que se hacían dentro del Gobierno: «Camino del 2008, se rescató a la banca y se dejó caer a trabajadores. Ayer quedó claro que hemos elegido otro camino. Hoy no solo estoy orgullosos de mi pueblo. Hoy, por primera vez en mucho tiempo, estoy orgulloso de mi Gobierno», dijo Echenique.
ERC: «Tenemos al país en la UCI y el médico se acaba de enterar»
Una de las críticas más severas a la gestión del Gobierno llegó a manos de ERC, la formación que resultó clave para que cuajase la investidura de Sánchez. «Que nadie cuente con ERC para echarnos este virus a la cabeza, pero eso no significa que estemos de acuerdo, ni de lejos, con todas las medidas adoptadas por este Gobierno. Decisiones que por tardías o insuficientes, han agravado la situación», lamentó su portavoz, Gabriel Rufián. «Primero nos dijeron que era imposible que llegaran casos de fuera, después que era imposible que hubiera casos aquí, y cuando los hubo, que todo se podía parar. Resultado: 500 muertes, lamentó».
El independentista denunció «la demora y la incompetencia» en Moncloa, así como las desavenencias dentro del Gobierno a la hora de abordar el asunto: «No importa quién lo explica mejor, solo importa quién lo hace mejor».
«Es tan absurdo e irresponsable ver Madrid sin confinar, como un vagón de metro confinado en Barcelona para ir a trabajar. Ya habrá días para ajustar cuentas. Tenemos al país en la UCI y el médico se acaba de enterar», criticó. La cuña nacionalista la introdujo al criticar el despliegue del Ejército: «Menos Guardia civil y Ejército patrullando para dar tranquilidad, y más recursos para el personal sanitario». También pidió el cierre de Cataluña, no por «etnicismos», sino por «estadísticas».
BNG: «Pechar Madrid y blindar Galiza»
Néstor Rego, el portavoz del BNG, también se mostró muy crítico con la actuación del Gobierno. Rego pidió «aislar los principales focos de contagio», y por tanto, «cerrar Madrid». El diputado gallego puso como ejemplo su caso particular, ya que podría hoy mismo irse a Santiago, aún con el riesgo de llevarse el virus a Galicia, algo que no hará por responsabilidad.
«Pechar Madrid y blindar Galiza es un clamor», pidió el portavoz de los frentistas, que también exigió la realización masiva de pruebas, «como hizo Corea», como una de las armas más eficaces para combatir a la propagación del coronavirus.
Respecto a la parte económica, planteó al presidente del Gobierno la siguiente cuestión: «¿Cómo explica a un pequeño comerciante que tiene que cerrar su negocio cuando fábricas con miles de trabajos continúan funcionando?».
PNV sigue virando y asegura su apoyo
El PNV continúa moviéndose desde su postura inicial, en la que hizo constar su malestar por la declarción del estado de alarma. Pero como suele hacer la formación nacionalista, el viraje es gradual. Su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, comprometió ahora el voto de su formación para que se prorrogue el estado de excepción, pero solicitó que esta ampliación «no se alargue más de lo necesario».
El diputado vasco expresó que en su formación les hubiese gustado más que el Gobierno declarase el estado de alarma previa consulta de las comunidades autónomas, como hizo Merkel con los landers alemanes. «Ha habido colaboración desde el principio y seguirá habiéndola», ha sentenciado.