Casado rompe con Vox y Abascal se queda solo con los 52 síes de su grupo

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Santiago Abascal es aplaudido por los diputados de Vox en el patio del Congreso a su salida del hemiciclo
Santiago Abascal es aplaudido por los diputados de Vox en el patio del Congreso a su salida del hemiciclo E. Parra | EUROPA PRESS

«Dispara la moción contra el partido que le ha dado trabajo 15 años. Hasta aquí hemos llegado», le espetó

23 oct 2020 . Actualizado a las 10:16 h.

No había margen para las sorpresas y la moción de censura de Vox no prosperó. También se cumplió el pronóstico que apuntaba a que la candidatura de Santiago Abascal tendría que conformarse solo con los 52 apoyos de su grupo parlamentario frente a 298 noes, convirtiéndose en la moción con menos seguidores de las cinco registradas hasta el momento, con 15 votos menos de los obtenidos en 1987 por Hernández Mancha. No obtuvo ni el de la exportavoz del PP en la Cámara Baja Cayetana Álvarez de Toledo, que acabó aceptando a regañadientes la disciplina del Grupo Popular.

En realidad la única incógnita por despejar ayer se reducía a la posición del PP. Descartado el sí hace tiempo, Pablo Casado mantuvo la incertidumbre entre el no y la abstención hasta el último suspiro. La dirección del PP manejó la decisión con absoluto secretismo, hasta el punto de que sus diputados acudieron al hemiciclo sin saber lo que iban a votar en unas horas. La decisión estaba tomada y era firme, confirman fuentes populares, y las dudas que se proyectaron hasta solo unos minutos de que expirase el plazo para el registro de las votaciones telemáticas era una gran trampa para que Vox pensase que había un debate interno en Génova en la que los de Abascal cayeron de lleno.

Casado no sorprendió por verbalizar la negativa del PP, algo que entraba en todas las quinielas, sino por la dureza con la que irrumpió en la tribuna de oradores para cargar contra Abascal, dejando a este sin capacidad de reacción; según sus propias palabras, «absolutamente perplejo». 

«No a la España a garrotazos»

«Nos hace venir a perder el tiempo en medio de la pandemia», reprochó al candidato a la presidencia ante la imposibilidad de que prosperase su «moción de impostura», una «bengala» destinada a «iluminar fugazmente a su candidato autonómico» para las catalanas, Ignacio Garriga, que fue el encargado de presentarla.

«Votaremos no a la moción de censura», aclaró Casado en medio de un discurso muy aplaudido desde la bancada popular. «No, porque decimos no a esa España a garrotazos en blanco y negro que propone», dijo. El jefe de la oposición responsabilizó a Abascal de haber «llegado al auxilio de Frankestein en su peor momento», dijo, tomando el nombre del personaje de Mary Shelley con el que Rubalcaba bautizó a un supuesto Gobierno del PSOE y Podemos apoyado por independentistas que, años más tarde, acabaría cobrando vida. Casado señaló a Abascal como ejemplo de «puro populismo: cuanto peor para España, mejor para usted». «Esta moción no la dispara contra el Gobierno, sino contra el partido que le ha dado trabajo 15 años, y lamento decirle que el tiro le ha salido por la culata. Acepto el órdago. Hasta aquí hemos llegado», aseveró Casado. «Llevamos dos años aguantando sus insultos».

Abascal subió a la tribuna como un boxeador sonado. Se reconoció «sorprendido» por la dureza empleada por Casado, en especial por el ataque personal. «No esperaba para nada que esta fuera su intervención. Si quiere pelea, métase con el matón», dijo señalando a la bancada del Gobierno. Sin embargo, tras «esta patada a la esperanza», garantizó la estabilidad de los gobiernos autonómicos donde los votos de Vox resultaron decisivos. «Si yo fuera como usted ha demostrado aquí, ustedes dejarían de gobernar mañana mismo. Pero pueden tener tranquilidad respecto a la responsabilidad histórica de Vox», apuntó.

Sánchez celebra la contundencia con la que votó el Congreso: «Se ha quedado solo» 

Debido a que el reglamento del Congreso recoge la posibilidad de que el Gobierno intervenga a su antojo en los debates de censura, Sánchez no desaprovechó la oportunidad de cerrarlo con el anuncio de que dejaba en barbecho la iniciativa para reformar el mecanismo de elección de los vocales del CGPJ. No obstante, su último paso por la tribuna serviría también para celebrar la aplastante mayoría que reflejó ayer la Cámara para rechazar la candidatura de Abascal, con 298 noes y solo 52 votos positivos.

Una vez desvelado el misterio del PP, a Sánchez no le hizo falta esperar a la votación para trasladarle al líder de Vox cuál sería el resultado: «Se ha quedado solo. No cuenta con ningún apoyo porque no tiene ningún proyecto más que arremeter contra los ciudadanos que no comulgan con sus creencias y sentimientos». 

Un pirata, no un conquistador

Abascal se había referido poco antes a los entusiastas aplausos de la bancada popular hacia Casado como la música que sonaba en el Titanic en el momento de hundirse. Sánchez apuntó que el único naufragio de la jornada había sido el de la nave verde comandada por Abascal, al que, lejos de los conquistadores que tantas veces reivindica como Blas de Lezo o Juan Sebastián Elcano, es solo una suerte de pirata que busca acabar con las libertades de los ciudadanos.

«Usted no es el salvador de España, España ya tiene millones de salvadores y salvadoras que mientras usted se daba golpes de pecho y chillaba aquí, a lo largo de estas largas horas de moción de censura, la llevan salvando meses desde los hospitales, desde las escuelas, desde los supermercados, desde las comisarías... La realidad de España, no la de Lepanto, ni Flandes, la España real que hemos reivindicado desde los grupos que le han dicho a usted no. No hay otra, salvo en su imaginación recalentada», refirió.