ERC no se fía de JxCat como socio de gobierno en la Generalitat y le llama desleal

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Nicolas Carvalho Ochoa | Europa Press

A tres meses de las elecciones catalanas, la pugna entre ambos partidos es a tumba abierta

19 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

A tres meses de las elecciones catalanas, la pugna entre JxCat y ERC es a tumba abierta. Gabriel Rufián ya lo advirtió días atrás: «La campaña del 14F será la más sucia de la historia». Y lo dijo lanzando un aviso a sus socios. Los dos partidos independentistas que integran el gobierno de coalición en la Generalitat protagonizaron este miércoles la enésima pelea interna de la legislatura, aunque en esta ocasión llevaron su guerra al límite, pues pusieron en riesgo las medidas para empezar la desescalada en la lucha contra la pandemia, que deberían entrar en vigor el lunes.

Los republicanos abandonaron el gabinete de crisis donde el Ejecutivo catalán decide las medidas contra la pandemia. El vicepresidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se levantó de la reunión, tachando a sus socios de gobierno de «desleales», después de que el martes se filtrara a la prensa un documento oficial de la Consejería de Salud, en manos de ERC, donde se detallaba el plan de desescalada del Gobierno catalán.

ERC cargó contra JxCat, a la que acusó de trabajar como grupo de presión de la hostelería y de tratar de torpedear el funcionamiento del Ejecutivo. Todo ello para «desgastar» la figura de Aragonès, que se presentará a la campaña catalana destacando un perfil de gestor. JxCat acusó por su parte a los republicanos de trabajar ya de la mano de los comunes en el Parlamento autonómico. 

Cruce de acusaciones

Las encuestas se suceden y los nervios van a más en las sedes de las formaciones independentistas, ante el temor de que las peleas aumenten la abstención. ERC culpó a JxCat de filtrar el documento pero los posconvergentes devolvieron la pelota a los republicanos y afirmaron que la responsabilidad fue de todos. Los dos socios recondujeron la crisis a última hora de la tarde y volvieron a citarse a una nueva reunión, aunque llevan meses de dura batalla. Ya en enero, Quim Torra, antes de su inhabilitación, dio por agotada la legislatura por las guerras internas. Pero no convocó los comicios por la negativa de Carles Puigdemont.