Las organizaciones han considerado que el tercer grado penitenciario, que permite a las condenadas sólo tener que pernoctar en el centro penitenciario y disfrutar los fines de semana fuera, es «insuficiente» y «no es una solución admisible por su condición de trabajadoras»
Las sindicalistas ingresaron en prisión el pasado 10 de julio para cumplir una pena individual de tres años y medio de cárcel por coacciones al propietario de una pastelería de Gijón