Cataluña es una telenovela

ESPAÑA

27 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Como un mal culebrón de los que ahora pueblan el prime time, Cataluña vive en el desamor. Los nacionalistas no se quieren entre ellos, porque el dueño de las llaves de toda la vida, Junts (antes PDECat, antes Convergència) no quiere ceder el despacho al eterno pretendiente (ERC). Los republicanos tienen además otro candidato que le hace ojitos (el PSOE, que no el PSC), y una celestina (En Comú) dispuesta a ayudar a Esquerra a que abandone a su pareja de los últimos años por un rutilante galán, Salvador Illa, que hizo voto de pobreza al dejar su coche oficial y su despacho en Madrid para intentar conquistar a una díscola pareja con la que compartir el poder en Sant Jaume.

Pero, como en las telenovelas, el final parece escrito de antemano para complacer a la parroquia que aún sigue el aburrido disparate de un Parlamento que hace años que no sirve para legislar, sino para competir por quién es más puro en la defensa del catalanismo de arras.

Esquerra acabará pactando con Junts a pesar de que Oriol Junqueras y Carles Puigdemont siguen sin tragarse. La matraca del secesionismo seguirá atronando e Illa quedará relegado a un papel menor por falta de valentía. Quizá podía haber convertido el culebrón en una serie de culto con un giro de guion inesperado: apoyar a Pere Aragonès por sorpresa y dejar a Puigdemont colgado de la brocha, sin poder y sin colocar a sus afines, en Waterloo. Habrá que esperar a que alguna plataforma encuentre esa serie en su catálogo para inspirar a unos políticos tan mediocres.