Carolina Darias, la ministra experta en las rectificaciones exprés, sobrevive en Sanidad

mariluz ferreiro REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

La ministra de Sanidad, Carolina Darias
La ministra de Sanidad, Carolina Darias Kiko Huesca

Su gestión es cuestionada debido a sus cambios de criterio

12 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Carolina Darias (Las Palmas, 1965) sobrevive. Resiste al tsunami desatado por Pedro Sánchez. Darias es la segunda ministra de Sanidad de la pandemia. El presidente del Gobierno la colocó en el ojo del huracán epidemiológico cuando envió a Salvador Illa a la batalla electoral catalana. Darias se agarra a un salvavidas, ese mantra que repite una y otra vez: «La vacunación va como un tiro». Parece funcionarle. Porque ha zozobrado en gran parte de sus decisiones, jugando al ratón y al gato con las comunidades y lanzando medidas y globos sonda que caducaron en solo unas horas. Todo entre bambalinas, con filtraciones de borradores previas a las reuniones de la Comisión de Salud Pública y del Comité Interterritorial, los supuestos foros de discusión para la cogobernanzas. Y con ruedas de prensa en las que casi nunca se concreta nada, salvo el susodicho éxito de la campaña de vacunación.

En primavera vendió una norma estatal para obligar a llevar mascarilla también a los que tomaban el sol, una restricción inexistente en muchas autonomías. Sanidad prometió cambiar la ley el mismo día que entraba en vigor, dejándola en una especie de limbo legal, de papel mojado.

Semanas después, Sanidad intentó acelerar el ritmo de las primeras dosis priorizando a los no vacunados y ampliando las semanas de espera para los que ya habían recibido el pinchazo de Pfizer y de Moderna. Cambió de parecer en 24 horas.

Uno de los peores episodios de la gestión de Darias fue el pulso con las comunidades a raíz de la segunda dosis de AstraZeneca para aquellos colectivos ajenos a la franja de edad de entre los 60 y 69 años que habían recibido el primer pinchazo de la fórmula anglosueca, como profesores o policías. Ella recomendó Pfizer, pero Ejecutivos autonómicos como el gallego se rebelaron, apostando por AstraZeneca. La mayor parte de la población optó por continuar la pauta con la misma vacuna desoyendo el consejo de Sanidad. Y el ministerio difundió un comunicado haciendo recuento de muertos asociados a esta fórmula en España sin que importara el hecho de que se minara la confianza en una de las vacunas aprobadas contra el covid.

Más tarde convirtió presuntas normas más duras sobre hostelería en recomendaciones. Y este mes de julio, ante la explosión de casos entre los más jóvenes, la Ponencia de Alertas, dependiente de Sanidad, propuso cerrar todo el ocio nocturno y establecer el toque de queda. El borrador fue presentado a los gobiernos autonómicos casi al mismo tiempo en el que fuentes del ministerio corregían a sus propios expertos. Ha sido el último paso en falso. Daba la impresión de que podría ser el último y que Darias caería por su propio peso. Pero Sánchez ha decidido salvarla.