Los resultados en Andalucía y las consecuencias, partido a partido
ESPAÑA
Juanma Moreno: «Yo siempre he creído que podíamos lograr esta contundente victoria». Espadas resiste, pero admite que no han logrado movilizar a los electores de izquierda
20 jun 2022 . Actualizado a las 09:19 h.Quería una «victoria contundente» y un «Gobierno en solitario», y lo ha conseguido cómodamente. «Yo siempre he creído que podríamos lograr esta victoria», ha celebrado el presidente electo. Los 58 escaños obtenidos en las elecciones andaluzas le dan a Juanma Moreno no solo la revalidación como presidente de la Junta de Andalucía, sino la comodidad de no pactar con nadie.
Este resultado ha sido motivo de celebración en el PP nacional, donde han celebrado austeramente la victoria de Moreno Bonilla para no quitar protagonismo al líder sureño. «Son los andaluces los que han elegido al mejor presidente que pueden tener y han dado una mayoría histórica del PP», ha dicho en rueda de prensa la secretaria general del partido, Cuca Gamarra.
Gobiernos de estabilidad
Para la dirigente popular, la victoria de Moreno Bonilla ha traído «una nueva etapa de una tremenda ilusión, de una enorme responsabilidad» porque «ha roto con 40 años de inacción, de letargo y desidia» confirmándose como mayoría en Andalucía. Gamarra ha valorado en clave nacional esta victoria en Andalucía y ha alegado que los españoles que han visto la jornada electoral autonómica «no estaban pendientes por curiosidad, sino porque se optaba por una forma diferente de hacer política, por el rigor, la moderación». Así, ha añadido que, como los andaluces, los españoles «quieren gobiernos estables de mayoría, no como el que tenemos liderado por Pedro Sánchez». Respecto al presidente, ha añadido que este resultado debería hacerle «reflexionar»: «La victoria del PP en Andalucía significa la derrota del sanchismo», ha apuntado.
La secretaria general popular también ha afirmado que «el PP ha frenado a Vox en Andalucía y lo ha hecho por sí mismo».
Espadas resiste, pero admite que no han logrado movilizar a los electores de izquierda
No se llamaban a engaño en el PSOE. Hace días que el olor a Moreno llegaba hasta la Moncloa y al final se ha confirmado que el aroma del PP ha invadido Andalucía como en febrero cubrió Castilla y León. Es por eso que desde el Gobierno no quieren interpretar las elecciones andaluzas como si fueran el preludio de lo que sucedería en unas generales. Su candidato, Juan Espadas, aún así, aguantó y obtuvo 30 escaños frente a los 33 que había sacado Susana Díaz hace cuatro años, aunque ella desde la presidencia de la Junta. La actual senadora por designación autonómica ni se prestó a hacer campaña en esta ocasión y se limitó a publicar un tuit el viernes pidiendo el voto para su compañero de partido.
Espadas, quien llevó al PSOE a perder el estatus de fuerza hegemónica en la región, asumió este domingo que hará «una oposición útil, pero contundente y eficaz controlando el Ejecutivo de Moreno». Justificó el resultado en las urnas —perdió unos 130.000 votos respecto al 2018— con que no han logrado «la movilización del electorado», aunque fue del 57, 9 % frente al 56,56 % de hace cuatro años.
«Cuando la participación es baja, la izquierda suele sufrir estos resultados», dijo, acusó a Moreno Bonilla del uso de la Junta como «maquinaria de propaganda» y se quejó de haber tenido poco tiempo, solo siete meses, reseñó, para preparar su alternativa.
Sánchez, en la uci electoral
La ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero, desestimó en Sevilla, donde depositó su papeleta, hacer una lectura nacional de los resultados y pidió que «se interpreten en clave andaluza, igual que en Galicia, Cataluña y País Vasco los resultados se interpretan en clave regional». Días atrás, fueron varios los socialistas que ya trataron de minimizar la importancia del traspié que se preveía, pero también sonaron voces reclamando un revulsivo para recuperar impulso, sea una crisis de gobierno para renovar ministerios o un pacto con el socio minoritario para que no saque los pies del tiesto con tanta frecuencia.
Pero es la victoria aplastante del PP andaluz, tras la de López Miras en Murcia, Ayuso en Madrid y la de Mañueco en Castilla y León, la que mete a Sánchez en la uci electoral de cara a las generales del 2023. En cualquiera de los casos, de momento lo más urgente que tiene el presidente por delante es la cumbre de la OTAN que España acoge a finales de este mes. Después ya se verá. La decisión del jefe del Ejecutivo es mantener en el cargo a Espadas, su apuesta personal para desbancar a la expresidenta Susana Díaz y por el que sigue apostando.
El primer órdago fallido de Abascal relega a Olona a un papel secundario
Hace tres años y medio, Vox inició su explosión electoral con el mejor resultado hasta entonces: 12 diputados que fueron claves para desplazar al PSOE de la presidencia andaluza tras 37 años. El resultado fue una «alerta antifascista» de Pablo Iglesias y otros elementos radicales que intentaron rodear el Parlamento andaluz a modo de protesta para evitar su entrada en la política regional.
Cuarenta meses después, el partido de Santiago Abascal quiso dar un nuevo paso con un órdago: el dirigente de la formación ultra envió a Andalucía a una de sus más estrechas colaboradas, Macarena Olona, a pesar del disgusto proporcionado a Espinosa de los Monteros por la pérdida de un bastión en el Congreso.
La apuesta tuvo una accidentada puesta de largo, con las dudas sobre el empadronamiento de la candidata en el domicilio del responsable de Vox en Salobreña. Fue considerada una paracaidista por su nacimiento en Alicante y su residencia oficial en Madrid. De nada le sirvió renombrarse Macarena de Graná. Y sus fotos vestida con traje de faralaes le ocasionaron furibundas críticas de la extrema izquierda.
Pero el empuje inicial, que llevó a Olona a preguntarle a Juanma Moreno si aceptaría ser su vicepresidente, fue diluyéndose con el paso de las semanas. De poco sirvió fantasear con un triple empate con PSOE y PP que nunca existió en las encuestas y acabó por desdibujarse al no encontrar el choque con el PP que buscaba para ganar la batalla cultural.
Con el cierre de campaña, Vox daba por buena una cifra en torno a los veinte diputados. Las catorce actas finales son dos más que en el 2018, pero dejan un regusto amargo en el partido de Abascal que este domingo no esbozó ni un átomo de autocrítica. «Vamos a luchar por sacar a Andalucía de todas las estadísticas negativas», afirmó Olona ante Abascal sin ocultar una mueca de amargura.
La otra incógnita es su futuro. «Vox cumple, yo cumplo. Os prometí que mi entrega a Andalucía iba a ser absoluta, en cuerpo y alma, y así lo haré», dijo. De momento tiene que formalizar su renuncia al Congreso.
Por Andalucía, la prueba piloto de Díaz, logra cinco diputados y puede formar grupo parlamentario
La coalición Por Andalucía, integrada por IULV-CA, Más País Andalucía, Verdes Equo Andalucía e Iniciativa del Pueblo Andaluz, y que cuenta con el apoyo externo de Podemos Andalucía y Alianza Verde Andalucía, se ha quedado con 5 escaños que le permitirán formar grupo parlamentario. Pero poco más.
Inma Nieto, curtida en el sindicalismo de Comisiones Obreras, y conocida como la voz tranquila del Parlamento andaluz, no fue la primera apuesta como candidata. Izquierda Unida propuso a su coordinador general, Toni Valero, mientras que Podemos hizo unas primarias para proponer a Juan Antonio Delgado. Al final, Nieto se convirtió en la candidata de Por Andalucía gracias al apoyo de la vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, quien decantó la balanza entre ella y Delgado. Ese comienzo a trompicones cambió después con la presencia de Yolanda Díaz en campaña, cosa que no hizo en Castilla y León en febrero.
Nieto, exconcejala en Algeciras, poco más podrá aportar al proyecto de Díaz, pues no deja de ser un reducto con presencia, sí, pero sin pragmatismo en la izquierda porque no alcanza una cifra relevante de escaños con el PSOE y con Adelante Andalucía como para frenar a la derecha.
No obstante, no cabe duda de que es un soplo de aire fresco para la vicepresidenta, quien está pendiente de la declaración judicial que el 6 de julio tendrá que hacer la vicepresidenta valenciana, Mónica Oltra, quien acaba de ser imputada por el Tribunal Superior de Justicia de Valencia en relación al caso de abusos a una menor por el que su exmarido fue condenado. Pero también, muy pendiente de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, quien tiene abiertos varios frentes judiciales, del sector inmobiliario, por contrataciones municipales, subvenciones públicas y supuestas presiones a empresas. Aunque el código ético de Barcelona en Comú emplaza a la dimisión en casos de imputación, ni la alcaldesa de Barcelona lo ha hecho, ni la dirigente de Compromís en Valencia piensa en dejar el Gobierno de Ximo Puig. El 6 de julio tiene que ir a declarar y ese puede ser el punto de inflexión de su futuro.
Teresa Rodríguez, de Adelante Andalucía, no volverá a concurrir una cuarta vez
La candidata de Adelante a la Presidencia de la Junta de Andalucía, Teresa Rodríguez, ha logrado su objetivo de entrar en el Parlamento tras una campaña en la que fue la aspirante que empleó más palabras gruesas contra sus oponentes, en concreto, contra su rival de Vox, Macarena Olona, a la que poco antes de abrirse la urnas acusó de tener «unas ideas de mierda» y de pertenecer a una formación en la que los dirigentes «no son malos políticos, sino malas personas».
Rodríguez, que mantiene los dos escaños que tenía, por Sevilla y Cádiz, valoró este domingo que ha cumplido su objetivo de «pinchar el globo de la extrema derecha» porque Vox ha obtenido su peor resultado (14 frente a los 12 del 2018), dijo y se vanaglorió de haber dado un «macarenazo en la frente» al partido de Abascal.
Rodríguez también exhibió su aspiración de lograr una «fuerza andalucista soberana». Previamente, había anunciado que esta tercera vez que se presentó —tras ser la cabeza de cartel de Podemos Andalucía en el 2015 y de la coalición Adelante Andalucía en el 2018—, es «la vencida», y que no habrá una cuarta. El proyecto de Rodríguez no deja de ser una pata en la que se pueda apoyar Yolanda Díaz, pero sus resultados tampoco le otorgan mucha fuerza de cara a integrarse en la plataforma de la vicepresidenta. Adelante Andalucía en el 2008, cuando integraba a Por Andalucía, obtuvo 17 escaños.
Juan Marín se felicita por frenar la entrada de Vox en la Junta, pero dimite de todos sus cargos
Juan Marín vivió la noche más amarga de su carrera política en el 19J. Compareció tras superar por poco el 3 % de los votos, algo más de cien mil papeletas, y perder los 21 asientos que le dieron el poder a la derecha en Andalucía por primera vez en el 2018. Emocionado, entonó un discurso deshilachado en el que apenas pudo hilar tres ideas. La primera de ellas fue declararse feliz «porque hemos conseguido que Vox no entrara en el Gobierno de la Junta de Andalucía, como hicimos en el 2015 con Podemos. Y eso me alegra», dijo en su primera comparecencia. La segunda reflexión fue una felicitación a Juanma Moreno por su victoria y la tercera el anuncio de su renuncia a todos los cargos en la formación naranja. «Este mismo lunes dimitiré de todos mis cargos ante la directiva», afirmó.
Juan Marín deja así de ser un verso suelto en la política andaluza. Realizó una campaña muy personal en la que sorprendió desde el inicio anunciando su compromiso de apoyar a Moreno si sacaba representación y salió airoso de los debates en televisión con sus habilidades culinarias para elaborar torrijas, en una de las anécdotas de la campaña.
Sus roces con Inés Arrimadas marcaron también el inicio de la campaña y tuvo que prescindir de una de sus principales colaboradoras para evitar una desbandada entre la militancia. Pero la pérdida de crédito por parte de Ciudadanos acabó por llevarse por delante a un político pragmático que tendrá que reinventarse en los próximos meses si cumple con su penúltima promesa: «Si no consigo un acta de parlamentario, no estaré en el próximo Gobierno de Juanma Moreno», había afirmado durante la campaña electoral y ratificado tras el cierre de las urnas.