El debate de investidura dentro y fuera del Congreso: «¡Que gobierne quien ganó las elecciones!»

La Voz REDACCIÓN

ESPAÑA

Los presidentes autonómicos, Isabel Díaz Ayuso (i), Alfonso Fernández Mañueco (2i); Fermano López Miras (2d), y Carlos Mazón (d) en el Congreso..
Los presidentes autonómicos, Isabel Díaz Ayuso (i), Alfonso Fernández Mañueco (2i); Fermano López Miras (2d), y Carlos Mazón (d) en el Congreso.. SERGIO PÉREZ | EFE

El Partido Popular ha arropado a Alberto Núñez Feijoo en su investidura con la mayoría de sus barones, senadores y regidores. Simpatizantes de la formación se han agolpado en los exteriores para reclamar un Ejecutivo alternativo al de Pedro Sánchez.

26 sep 2023 . Actualizado a las 14:12 h.

A primera hora de la mañana de este martes, el exterior del Congreso se convirtió en un escenario familiar para simpatizantes, votantes y representantes del Partido Popular. La investidura de su candidato, Alberto Núñez Feijoo, reunió a una gran muchedumbre para dar apoyo al líder conservador. Entre gritos de «¡Que gobierne quien ganó las elecciones!» y críticas y descalificaciones hacia el presidente en funciones, Pedro Sánchez, o el ministro de Interior en funciones, Fernando Grande-Marlaska, por parte de los simpatizantes, la bancada popular esperaba en el exterior del Palacio para una entrada vistosa: todos unidos, todos juntos, y arropando a Feijoo. Incluso los turistas curiosos que se agolpaban para contemplar la escena permanecieron largo tiempo contemplando la fotografía.

No fueron los únicos porque, como es costumbre en los grandes eventos políticos en la carrera de San Jerónimo, también hubo manifestantes que se oponían al dirigente del PP y un posible Ejecutivo que incluyera también a Vox. Estos, concretamente, reivindicaron desde un pequeño espacio un Ejecutivo que no fuera «negacionista» ni «descuidado» con el cambio climático, aunque sus reivindicaciones pasaron desapercibidas.

Feijoo accedió al Congreso tranquilo, sonriente, junto a la portavoz parlamentaria del partido, Cuca Gamarra, y el coordinador general del PP, Elías Bendodo, sus dos mayores aliados. Dedicó un breve tiempo a saludar a la prensa, a compañeros y allegados. La tropa de diputados populares le sucedió en tropel junto a otros dirigentes autonómicos y locales de su partido, aunque esperó a que los diputados ocuparan sus escaños para recibir una gran ovación.

Acudieron también todos los líderes territoriales del PP salvo las presidentas de Cantabria y Baleares, María José Sáenz de Buruaga y Marga Prohens, respectivamente, y el presidente de la ciudad autónoma de Melilla, Juan José Imbroda, ocupados con su deberes de comparecer en la sesión de control al Gobierno en sus respectivos parlamentos autonómicos.

Pero del resto estuvieron todos, siendo los más reconocibles Alfonso Rueda (Galicia), Juanma Moreno (Andalucía), Isabel Díaz Ayuso (Comunidad de Madrid), Carlos Mazón (Comunidad Valenciana) o Alfonso Fernández Mañueco (Castilla y León), junto a Fernando López Miras (Murcia) y el resto de presidentes autonómicos populares.

Estuvo también presente una «delegación gallega» que, entre otros, incluyó al secretario general del PSdeG, Valentín González Formoso, y Marta Fernández-Tapias, presidenta del PP de Vigo. Además, también asistió Eva Cárdenas, esposa de Feijoo, como apoyo familiar.

También acudieron dirigentes como José Luis Martínez-Almeida o el presidente del Senado, Pedro Rollán, que además acudió junto a una amalgama de senadores entre los que se encontraba el socialista Guillermo Fernández Vara y la representante de Más Madrid, Carla Antonelli. Pero aún con la presencia del también expresidente de Extremadura, los populares querían arrojar una fotografía clara: en la Cámara Alta gozan de mayoría y en el Congreso son la fuerza con más representantes. Un apoyo absoluto de las dos sedes del poder legislativo.

Sindicatos y socialistas

Una vez iniciada la intervención de Feijoo y se completó la tribuna, no se ha reconocido a los secretarios generales de Comisiones Obreras, Unai Sordo, y de UGT, Pepe Álvarez, como es costumbre en los debates de investidura. Sí se vio en cambio al presidente de CSIF, Miguel Borra. Por el ala socialista, asistió el secretario general del PSOE de Andalucía y senador por designación autonómica, Juan Espadas, que además refirió a su llegada que este debate de investidura era una «pérdida de tiempo» y criticó las llamadas al «transfuguismo» de los populares. 

También se pudo ver a los exdiputados Adolfo Suárez Illana, ya retirado del PP y que hace poco también estuvo presente en el encuentro entre Felipe González y Alfonso Guerra en defensa del constitucionalismo, o el socialista y expresidente del Senado Javier Rojo, que hace poco firmó un escrito en el que se oponía al uso de las lenguas cooficiales en el Congreso junto a exministros de la talla de José Luis Corcuera, Virgilio Zapatero y Javier Sáez de Cosculluela, o el el exalcalde de A Coruña, Francisco Vázquez.

Por su parte, el equipo de Gobierno en funciones ha ocupado los asientos azules reservados para ellos. Junto a sus ministros, Pedro Sánchez ha sido acompañado de la ministra de Economía en funciones y vicepresidenta primera, Nadia Calviño, y de la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz. Todos han seguido la sesión de la forma habitual: atención, alguna risa irónica y cuchicheos disimulados entre ellos.

Risas a Feijoo

La intervención parlamentaria de Núñez Feijoo ha tenido momentos de escucha cordial, pero también de risas por parte de las bancadas que votarán mañana en contra de la investidura del candidato popular.

En la enumeración de medidas que presentaba esta mañana, el dirigente popular ha provocado la reacción jocosa de socialistas, sus socios e independentistas y nacionalistas cuando se ha referido, sobre todo, a las medidas económicas. Unas risas que, entre los dirigentes populares, han despertado reproches. Desde la tribuna de invitados se ha visto el mismo reflejo según las distintas afiliaciones.

Pero la carcajada más sonora ha llegado cuando el candidato a la Presidencia ha referido que no va a gobernar porque no está dispuesto a admitir una amnistía o un referendo de autodeterminación como condición para su investidura a pesar de que cuenta «con los votos necesarios» para gobernar.

«Es así, tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno», ha enunciado. Tras ello, se ha escuchado una sonora risa. «Lo voy a repetir porque creo que una bancada [la socialista] no me ha escuchado perfectamente. Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno», reiteró.

Rencillas de Podemos y Sumar

Por los pasillos del palacio en el que se encuentra el hemiciclo han desfilado diversos dirigentes políticos. Algunos más contentos, otros más compungidos, y otros más indiferentes ante una sesión de investidura sin visos de prosperar.

La representación de Podemos, con Ione Belarra a la cabeza y acompañada de la ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero —que podría vivir una de sus últimas sesiones parlamentarias al no quedar claro si seguirá al frente de su cartera— y Lilith Verstrynge, secretaria de Organización de la formación morada, topó con otro nuevo desencuentro con Sumar, que no aclaró si dejarían intervenir en la réplica a Feijoo a alguno de sus representantes. Una petición expresa que fue desatendida por los de Yolanda Díaz.

De hecho, el acudir de forma separada al Congreso también puso en evidencia que las grietas entre las dos partes son un asunto que no se ha arreglado. Durante la sesión, tampoco hubo muestras de complicidad. 

Al término de la sesión, el líder del PP fue recibido entre vítores en el exterior del Congreso de los Diputados. Entre las ovaciones, un cántico: «¡Presidente! ¡Presidente!»