El plantón de los nacionalistas al Rey, una anomalía en vías de convertirse en tradición

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago SANTIAGO

ESPAÑA

El Rey Juan Carlos I y el parlamentario del BNG Francisco Rodríguez en el encuentro que manuvieron en el 2000. Cuatro años antes, el diputado del Bloque le regaló un ejemplar de «Sempre en Galiza». El BNG no va a las consultas desde el 2015. Ana Pontón dice que «<span lang= gl >non é ese o papel</span>» de la Corona en una democracia.
El Rey Juan Carlos I y el parlamentario del BNG Francisco Rodríguez en el encuentro que manuvieron en el 2000. Cuatro años antes, el diputado del Bloque le regaló un ejemplar de «Sempre en Galiza». El BNG no va a las consultas desde el 2015. Ana Pontón dice que «non é ese o papel» de la Corona en una democracia. M. H. de León

BNG, Bildu y ERC evitan el encuentro desde el 2011 y Junts desde el 2019

03 oct 2023 . Actualizado a las 14:44 h.

«El Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria (...), propondrá un candidato a la Presidencia», dice el artículo 99 de la Constitución sobre el proceso de investidura. Pero desde hace tiempo la Corona no puede escuchar la postura de algunos partidos nacionalistas. Los delegados del BNG, EH Bildu y ERC no ven al monarca desde el 2011, y este año se les sumó JuntsxCat. La investidura de Pedro Sánchez, de producirse, se materializará sin que esos grupos informen al soberano de su posición en el acto oficial previsto a tal efecto. Así ha sido durante casi una década. El laissez faire, laissez passer, «dejen hacer, dejen pasar», ha evitado sobresaltos en el proceso político, pero ha convertido los plantes al Rey en casi una tradición. Hoy apenas son polémicos.

Hace una década, las cosas eran distintas. Los dos anteriores hombres del BNG en el Congreso, Francisco Jorquera y Francisco Rodríguez, sí acudían. En el 2004, Rodríguez conversó 45 minutos con Juan Carlos I y le planteó la necesidad de adaptar la estructura del Estado a la realidad plurinacional de España.

En su primer encuentro, en 1996, los nacionalistas regalaron al Rey un ejemplar de Sempre en Galiza, de Castelao. El monarca también tuvo un gesto hacia Rodríguez hablándole en portugués.

En el 2011, Francisco Jorquera planteó al monarca su inquietud porque el grupo mixto, en el que se encuadraría el BNG, estuviese sobrecargado y no pudiese hacer su trabajo por la entrada de nuevos partidos en el Congreso.

El BNG no obtuvo representación en el 2015. Si la tuvo en el 2019, pero rechazaron ir a las consultas por «profunda convicción republicana e soberanista», y por el papel jugado por Felipe VI el 1 de octubre del 2017, cuando se pronunció contra el referendo de independencia de Cataluña.

El 2011 también fue el último en el que los representantes de Amaiur, predecesores de EH Bildu, fueron a la Zarzuela. El encuentro, protagonizado por Xabier Mikel Errekondo, fue muy diplomático, y tuvo menos morbo que el protagonizado en 1993 por Jon Idigoras, histórico dirigente de Herri Batasuna, un partido después ilegalizado por sus vínculos con ETA. Idígoras se puso corbata «por primera vez en 23 años», según la prensa vasca. Llevaba el nudo hecho y se la puso a las puertas de Zarzuela. No hubo complicidad. Días antes ETA había matado a seis militares con una bomba en Madrid. El Rey le dijo de que solo le recibía por mandato constitucional.

Alfred Bosch, diputado de ERC, dijo al Rey en el 2011 que «queremos dejarlo, pero que podemos seguir siendo amigos». Los republicanos no volvieron a las consultas. «No iremos a ver a ningún Rey», dijo Gabriel Rufián en el 2019. No habían ido en el 2015 y el 2016 por el rechazo del monarca a recibir a Carme Forcadell, presidenta del Parlamento Catalán, y no fueron luego por el «miserable discurso [de Felipe VI] del 3 de octubre de 2017 que legitimaba la violencia».

JuntsxCat siguió yendo hasta el 2019, quizá como un reflejo del papel de partido bisagra que tenían sus predecesores de CiU. En el 2019 plantearon que fuese a la reunión Jordi Sánchez, expresidente de la Asamblea Nacional Catalana, encarcelado por el referendo ilegal. La Justicia no lo avaló, y fue sustituido por Laura Borrás. Este año, Junts dejó de lado el heredado papel de bisagra que ya solo parece querer el PNV, el único gran partido nacionalista que aún va a Zarzuela. «No tenemos nada que decirle» al Rey, explicó la portavoz de los soberanistas, Miriam Nogueras.

Los nacionalistas insisten en vincular el divorcio con la Corona a la «represión» del referendo catalán. Pero Bildu y ERC plantaron las consultas del 2015 y el 2016. Esos partidos ya competían entonces por el espacio del PNV y la antigua CiU, y lo hacían en un ambiente enrarecido por la crisis del 2009. Cuando el discurso político en todo el país se endureció para endosar a otros partidos o al «régimen del 78» los recortes que aplicaron todas las Administraciones.