Félix Bolaños, el «superministro» del núcleo duro de Sánchez que asumirá el desafío de la amnistía

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Felix Bolaños, en una imagen de archivo tomada en el Congreso.
Felix Bolaños, en una imagen de archivo tomada en el Congreso. Alberto Ortega | Europa Press

Pedro Sánchez le concede un ministerio que combina Justicia y Presidencia para coordinar la batalla entre el Ejecutivo y el Judicial. Los independentistas ven con buenos ojos la elección al ser él quien negoció la investidura con ERC y lideró la mesa de diálogo con la Generalitat

20 nov 2023 . Actualizado a las 17:32 h.

El asunto de capital importancia en esta legislatura es la ley de amnistía para los independentistas catalanes y en el PSOE tienen claro que la batalla tiene que darla Félix Bolaños (Madrid, 17 de diciembre de 1975), que se ha convertido este lunes en el «superministro» del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Porque su capacidad negociadora y su consistencia en el núcleo duro de Sánchez le han convertido en la figura ideal para ostentar una cartera que combinará las competencias de Presidencia y Justicia.

Bolaños se ha hecho a sí mismo. Trabajó como árbitro y repartidor de pizzas mientras estudiaba Derecho y empezó en política desde abajo, repartiendo panfletos y sirviendo cafés. Previamente, había ejercido la abogacía en el despacho Uría y Menéndez e ingresó en el Banco de España en el 2005. A alturas del 2018, había logrado ser jefe de la división de Asesoría Jurídica Laboral y Documentación Jurídica de dicha entidad.

En mayo del 2014, Sánchez apuntaba a la secretaría general del PSOE y necesitaba asesoría jurídica. En las fiestas de Aluche, como recoge El Español, conoció a un principiante Bolaños que repartía bocadillos en una caseta, y este se presentó voluntario para asesorarle. En el 2018, ya estaba configurando la estructura gubernamental del actual presidente del Gobierno tras desalojar a Mariano Rajoy en la moción de censura. Fue nombrado ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática en julio del 2021.

Desde entonces, Bolaños se ha convertido en una de las figuras más esenciales para Sánchez. En el partido, según fuentes consultadas, se le conoce como el «fontanero de fontaneros», una persona leal al presidente, con altas dotes negociadoras y un «talento para la política» difícilmente comparable entre las filas socialistas.

Defender la amnistía

Fruto de esa alta capacidad negociadora han salido muchos acuerdos. Durante la pandemia, fue capaz de lograr un entendimiento con el extinto Ciudadanos para prorrogar los estados de alarma. Y no solo con los naranjas, también pactó con el PP la renovación del Tribunal Constitucional, el de Cuentas, el Defensor del Pueblo y la Agencia de Protección de Datos, dejando fuera, eso sí, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

La última fotografía de sus frutos diplomáticos es reciente. Fue el encargado de negociar la investidura y rubricar la firma de dicho pacto con Oriol Junqueras, secretario general de ERC y uno de los condenados en los juicios por el procés. Algo de lo que Bolaños no se podrá desentender, puesto que como nuevo «superministro» de Presidencia y Justicia tendrá que velar por la prosperidad de la Ley de Amnistía.

Para los independentistas y los socialistas, es una buena noticia que el hombre que consiguió liderar la mesa de diálogo con la Generalitat de Cataluña la legislatura pasada y sacar a Franco y Primo de Rivera del actual Valle de Cuelgamuros con su Ley de Memoria Democrática asuma el papel de protagonista en esta resolución. Pero Bolaños tendrá que dar la cara por la amnistía en el Congreso y entre despachos de Madrid y Bruselas cuando se traten los recursos ante el Tribunal Constitucional y ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea una vez PP y Vox los presenten. 

El hombre fuerte del presidente Sánchez también tiene en el tintero la renovación el Consejo General del Poder Judicial, pendiente desde hace 5 años, y tendrá que negociar con los de Alberto Núñez Feijoo para desbloquearlo. Algo que en Ferraz no ven imposible, porque este Superbolaños, como le apodó el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, parece que puede con todo.