La caída de Cerdán deja a Ferraz sin interlocutor con Carles Puigdemont

Xavier Gual BARCELONA / E. LA VOZ

ESPAÑA

El secretario general de Junts, Jordi Turull, interviene en el consejo nacional de su partido, reunido el sábado de forma ordinaria en Barcelona
El secretario general de Junts, Jordi Turull, interviene en el consejo nacional de su partido, reunido el sábado de forma ordinaria en Barcelona Junts | EFE

Los posconvergentes quieren un negociador en Suiza que sea «sensible» a sus demandas

15 jun 2025 . Actualizado a las 13:19 h.

La caída de Santos Cerdán abre un inmenso interrogante en las relaciones entre los socialistas y sus socios de investidura. Y en el recorrido que puede tener la legislatura. «Ya no hay nadie al otro lado del teléfono», lamentan en Junts. Porque Cerdán no era un dirigente cualquiera: era la pieza clave en la interlocución con el Gobierno, el eslabón imprescindible que unía a Carles Puigdemont con Pedro Sánchez. Él ejecutó el papel de secundario de lujo en las negociaciones para obtener el apoyo de los independentistas a la investidura del presidente hace menos de dos años. Y era él quien ejercía de jefe de bomberos cuando había que volar a Bélgica o Suiza para apagar alguno de los numerosos conatos de incendio en una relación por naturaleza propensa a la combustión. Así lo hizo cuando el de Waterloo amenazó con retirar su apoyo a Sánchez si este no se sometía a una cuestión de confianza en el Congreso.

Cerdán, que mantenía una relación fluida con Puigdemont —«casi cordial», dicen en Junts—, consiguió in extremis que el prófugo líder del procés diera marcha atrás a cambio de forzar a Fernando Grande-Marlaska a delegar las competencias de extranjería y permitir la presencia de los Mossos d’Esquadra en los controles fronterizos de La Junquera y El Prat. Una iniciativa, la cuestión de confianza, que volvió a salir a la palestra tras el informe de la UCO, aunque el ministro de Presidencia, Félix Bolaños, se apresuró a descartarla. «No está encima de la mesa», dijo el viernes.

Tampoco los independentistas parece que estén pensando en ella. En el consejo nacional celebrado ayer en Barcelona, el secretario general, Jordi Turull, tildó de «hechos gravísimos» la caída del número tres del PSOE, si bien dejó claro que «es una crisis de ellos, no nuestra, nosotros no tenemos amigos en Madrid». Lo relevante ahora para los nacionalistas es «saber si este hecho impactará en los acuerdos suscritos», advirtió Turull, que espera verse con Sánchez «bien pronto, en los próximos días» para aclarar la situación.

El principal interlocutor de Ferraz con Junts viajaba a Ginebra una vez al mes para desbloquear las exigencias —«asuntos pendientes», en el argot socialista— de los posconvergentes. Cerdán encabezaba la comitiva del partido en estos contactos, en los que se abordaba el cumplimiento de los acuerdos, desde la amnistía y la delegación de competencias en inmigración a la oficialidad del catalán en la UE y la financiación autonómica. Él era el preferido de Puigdemont, que siempre receló de otros dirigentes del Partido Socialista o del Gobierno, como el ministro Bolaños, más próximo a Esquerra. O el propio expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, del que llegaron a pedir públicamente que se apartara de la mesa de negociación tras participar en uno de los últimos encuentros en Ginebra. Sánchez es consciente de que en la sustitución de su ex número tres le van buena parte de las posibilidades de agotar el mandato. El líder de Junts, que espera desde hace más de un año una amnistía varada en el Tribunal Supremo, aguarda el siguiente paso del secretario general del PSOE. Solo entonces moverá ficha.

La advertencia de Esquerra

Otro que permanece atento a la jugada es Oriol Junqueras, pendiente de una amnistía que, en su caso, le permitiría presentarse a las próximas elecciones catalanas y disputar la Generalitat a Salvador Illa.

Para Esquerra, las explicaciones dadas por Sánchez no son suficientes. «Hacen falta muchas más», en palabras de su secretaria general, Elisenda Alamany. «Si esta corrupción se demuestra que está amparada, que la conocía el presidente, es evidente que no podrá seguir contando con nuestro apoyo», declaró la número dos de Junqueras, que reclama una acción «clara y contundente» del jefe del Ejecutivo para superar la crisis. Como, por ejemplo, extender la auditoría de las cuentas del PSOE al Ministerio de Transportes, sacudido por las mordidas de la trama. «Estas acciones serán fundamentales para definir al final el apoyo al Gobierno del Estado», añadió Alamany.