Mariano Rajoy: «Después de lo de Ábalos y Cerdán, el PSOE no se regenerará sin ir a la oposición»

ESPAÑA

El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy durante la entrevista.
El expresidente del Gobierno Mariano Rajoy durante la entrevista. VÍTOR MEJUTO

Asegura que «será muy difícil revertir el pacto con los enemigos del Estado»

22 jun 2025 . Actualizado a las 17:39 h.

Mariano Rajoy lamenta la colonización de las instituciones promovida por el PSOE. «Será difícil de revertir», avisa.

—Sánchez entrilló al PP entre la Frankenstein y Vox para hacerle muy difícil una mayoría de gobierno. ¿Qué consecuencias puede tener esa jugada?

—La reconducción del multipartidismo parlamentario a tres bloques —Frankenstein, PP y Vox— hizo que el Partido Popular disfrute en exclusiva del centroderecha moderado, y que sea la única alternativa posible a la crisis total del sanchismo. Eso quiere decir que el PP tendrá que gobernar solo —cosa que ahora ya es posible—, o con apoyos de Vox o de otras derechas minoritarias que se presten a pactar un programa constitucionalista y regenerador. Pero ese debate no se puede hacer sin tener sobre la mesa los resultados electorales, que es muy posible que despejen la incógnita antes de terminar el recuento de las próximas elecciones generales.

—¿Qué línea estratégica elegirá el congreso nacional del PP para llegar de nuevo a la Moncloa?

—La situación del centroderecha español es muy curiosa. Es el primer partido en las preferencias de la gente, según todos los sondeos que se publican, ganó recientemente las tres elecciones que dirigió Feijoo —europeas, municipales y generales—, y recibe ataques desde los dos extremos del mapa político, la Frankenstein y Vox. Pero yo soy de los partidarios de mantener una posición de centroderecha, que es lo que hemos sido desde hace 40 años, no programar carambolas complicadas, y esperar a ver qué dicen los españoles con su voto. Yo no soy partidario de debatir ahora con quién vamos a pactar. Primero pactamos con la gente, y después sacamos las conclusiones. Porque ya hay mucha gente que cree que la mayor urgencia que tiene España es desalojar a Sánchez del palacio de la Moncloa.

—¿Qué utilidad tienen los cordones sanitarios contra las extremas derechas para la defensa de la democracia?

—Lo primero que me extraña es que esos cordones se apliquen solo a la extrema derecha, pero no a la extrema izquierda y a los separatismos radicales o violentos. Pero lo que es muy importante es saber y entender que las llamadas extremas derechas no son iguales entre sí. Por ejemplo, mientras la AfD, que es la extrema derecha alemana, rechaza la actual constitución alemana, es antieuropeísta, y aspira a modificar radicalmente la realidad política alemana, la derecha española de Vox acepta la Constitución, defiende la legalidad democrática, y enmarca todos los cambios a los que aspira dentro de los procedimientos y la legalidad existente. Y eso significa que, mientras los alemanes utilizan a fondo el mecanismo de la gran coalición para defender Alemania, en España no nos planteamos pactar con la Frankenstein para frenar a Vox. Porque aquí no hay riesgo de perder el dominio de la moderación centrista, y en Alemania sí.

—¿Qué futuro le ve al PSOE a partir de la grave crisis que le afecta?

—Después de lo que estamos viendo de Ábalos y Cerdán, el PSOE no podrá regenerarse sin recalar en la oposición. Porque para llegar al Gobierno pactó con los mayores enemigos de España, y para mantenerse en el poder está inventando una realidad que es muy difícil de discutir, porque, tras la colonización del Tribunal Constitucional, han dejado de velar por la adecuación de las leyes a la Constitución, y se han embarcado en un proceso de interpretaciones del texto fundamental que suponen un cambio factual de la propia Constitución. Y todo eso será —si pudiese hacerse— muy difícil de revertir.

«España es una democracia plena, pero estamos ante el peor Gobierno desde la Transición en 1978»

El expresidente del Gobierno intenta dar unas pinceladas de optimismo al clima de frustración que le genera la incapacidad del PSOE para anteponer los intereses de los ciudadanos a su supervivencia en el poder. «Lo urgente es que se vaya Sánchez», insiste cuando se le cuestiona por el rechazo que en algunos sectores del electorado puede generar la posibilidad de tener que pactar con Vox para alcanzar la Moncloa.

—¿Qué opina usted de quienes insisten en que España tiene carencias democráticas por el abuso de las posiciones de poder que un sector del PSOE está promoviendo?

—Lo de la colonización de las instituciones es evidente. Lo que acabamos de ver con el Tribunal Constitucional con la sentencia de los ERE es indignante. Y lo que están a punto de hacer con la ley de amnistía no tiene un pase, aunque esperemos que la Unión Europea acabe frenándolo. Pero es precisamente esa pertenencia a la UE la que garantiza unos estándares de calidad de la democracia. Y España es una democracia plena, pero eso no quita para que muchos pensemos que este es el peor Gobierno desde la Transición, desde 1978.

—El comodín del PSOE es echarle la culpa de todo al PP.

—Esa es otra. A mí me echan la culpa de cosas que desconozco, pero se han instalado en la verdad alternativa. Con un PSOE normal en el poder, nadie hablaría ahora de lo que ocurrió hace quince años. O hace 80. Lo que olvida Sánchez es que ser el presidente no te faculta para hacer lo que te dé la gana, sino para trabajar y gestionar en beneficio de todos los ciudadanos, no solo de unos pocos.

«El origen de todos los males está en la constitución del Frankenstein»

Rajoy tiene muy claro el origen de los problemas actuales de la política española.

—¿Qué siente cuando oye decir que la coalición Frankenstein normalizó la política catalana?

—El origen de todos los males podría situarse en la constitución del Gobierno Frankenstein, porque ha roto todos los puentes de consenso y diálogo, para poner en su lugar un populismo que ha olvidado la primacía de la ley, la separación de poderes y la unidad de la España constitucional. Lo que hoy se vende como una Cataluña normalizada es en realidad una Cataluña desespañolizada, a la que se le hacen cesiones continuas que van agrietando la unidad solidaria e igualitaria del Estado. Por eso puede decirse que se ha asumido una anormalidad de muy preocupante pronóstico.

Cuando yo gobernaba, aplicamos el artículo 155 de la Constitución para frenar la secesión de Cataluña. Pero antes tuvimos que presentar mucha normativa en las Cortes, previa revisión de los organismos consultivos. Esa normativa fue recurrida por la Generalitat en diversas ocasiones, y ganamos todos los recursos por unanimidad en el Tribunal Constitucional. Pero el pasado día 10 de junio tuvimos noticia de que la Comisión Europea se ha dirigido al Tribunal de Justicia de la UE para dejar constancia de que la Ley de Amnistía, aquí aprobada, viola todos los tratados de la UE, sin que ello paralice necesariamente la validación de dicha ley en la que está trabajando el Tribunal Constitucional. Por eso me entristece mucho que la opinión pública y publicada conviva con estas irracionalidades sin medir su problemático alcance.