Sánchez opta por proyectar una imagen feminista en la renovación del partido

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Pedro Sánchez, en la reunión con las secretarias de igualdad del PSOE en Ferraz.
Pedro Sánchez, en la reunión con las secretarias de igualdad del PSOE en Ferraz. EVA ERCOLANESE | EFE

Anuncia también la expulsión de los militantes que consuman prostitución

05 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La cúpula del PSOE empieza a cobrar una nueva forma. La baraja que cortaba Pedro Sánchez tras los escándalos de corrupción de Santos Cerdán y de prostitución de Koldo García y José Luis Ábalos auguraban una mano compleja: debía ser una mujer la que sucediera al ex número tres para reforzar la imagen feminista del partido, pero a su vez que el cargo contara con contrapesos para controlar el poder del puesto. El líder de los socialistas ha dado con la tecla y puso ayer a la secretaria de Estado de Industria, Rebeca Torró, al mando de la secretaría de organización de un PSOE que encara una ejecutiva federal crucial para la legislatura y para el propio partido.

Torró se convierte en la tercera mujer en ostentar el tercer poder del PSOE después de 15 años —la última fue Leire Pajín entre el 2008 y el 2010— y tendrá una terna de adjuntos para hacer del contrapeso buscado por Sánchez para un mayor control de la secretaría. La valenciana, cercana al expresidente Ximo Puig, está no obstante en el punto de mira de los populares por su presunta implicación en la trama de compra de mascarillas fraudulentas por parte del anterior Ejecutivo valenciano.

De sus adjuntos, está en primer lugar Anabel Mateos, que deja la coordinación territorial del partido y sustituye al brazo derecho de Cerdán, el jiennense Juanfran Serrano, que leyó junto al ahora encarcelado el informe de la UCO sobre sus maniobras para cobrar mordidas. El segundo será el sevillano Francisco Salazar, que ya formó parte de la primera ejecutiva de Pedro Sánchez como secretario de acción electoral. Y por último, el íntimo amigo de la familia de Pedro Sánchez y que formaba parte del mando provisional de organización, Borja Cabezón, será el tercer «vigilante».

Castigar el pago por sexo

Pero una cúpula nueva necesita también una portavocía nueva para proyectar una imagen renovada del partido. Esther Peña, que hasta ahora ocupaba dicha responsabilidad, se despidió ayer de su cargo para centrarse en sus responsabilidades provinciales, incompatibles con cargos ejecutivos socialistas. «Elijo Burgos y ganarle a la derecha de esta comunidad autónoma y que el PSOE gobierne la Junta», señaló en un comunicado de despedida. Su lugar será ocupado por Montse Mínguez, que también formaba parte del mando provisional de la organización del PSOE y que, además, mantiene estrecha relación política con Salvador Illa, presidente catalán y líder del PSC.

La visibilidad de perfiles femeninos, que los sectores feministas del partido cuestionan si no se eligen por sus «méritos», viene además acompañada del anuncio que Sánchez hizo ayer a las secretarias de igualdad por el que se castigará «con la máxima sanción, que es la expulsión del partido», «solicitar, aceptar u obtener un acto sexual de una persona a cambio de una remuneración». Es decir, contratar servicios de prostitución.

Esta medida forma parte de la reforma del Código Ético del PSOE (en concreto un párrafo añadido al artículo 4.5), que ya se intuía que se iba a realizar después de conocerse el tono de los mensajes intercambiados por Koldo García y José Luis Ábalos a la hora de contratar prostitutas. «Nos declaramos abolicionistas de la prostitución porque defendemos un modelo social que luche por la desaparición de las causas que obligan a las mujeres a prostituirse, por ser incompatible con el modelo social que proponemos, de igualdad y de respeto a la dignidad de las personas, y de defensa de los derechos humanos de las mujeres», reza el nuevo texto, que además señala que el pago por sexo es una «expresión de violencia contra las mujeres» incompatible con la militancia socialista.

A lo largo del día de hoy, se terminarán de anunciar los últimos cambios internos del PSOE, previos a la comparecencia de Sánchez en el Congreso el próximo día 9 de julio. Allí podrá medir el efecto de la renovación de su partido a la par que tomará el pulso a las demás formaciones para evaluar si, con ellos, puede agotar la legislatura.