El ladrón más pervertido: «Entró ocho veces en nuestro dormitorio para mirar mis partes íntimas»
ESPAÑA

La mujer tiene dudas de que el verdadero objetivo del intruso fuese robar en su vivienda de Marbella, ya que solo sustrajo 300 euros e invirtió la mayor parte del tiempo en enfocarla con una linterna en la cama, donde dormía desnuda
19 jul 2025 . Actualizado a las 16:29 h.Había sido un día «bonito». Alex acababa de regresar de Alemania, donde había estado compitiendo —ganó dos medallas de oro en jiu-jitsu brasileño—, y salieron a celebrarlo en Marbella, donde residen y donde él da clases de este arte marcial. Almorzaron en un restaurante y luego fueron al cine a ver una película con el hijo de Pilar, que tiene 18 años. Tomaron palomitas y refrescos —nada de licor— y volvieron a casa, los tres, poco después de medianoche.
Entre lo intenso del día y el viaje de Alex, del que volvió agotado, la pareja cayó rendida en la cama. En la habitación de al lado, el hijo de Pilar también dormía, con la puerta cerrada. Y entraron en un sueño profundo, tanto que ni siquiera se dieron cuenta de que un intruso —aparentemente, un ladrón— se coló en su casa y la recorrió durante 32 minutos sin que ellos se percataran de nada.
Lo extraño del caso, que investiga la Policía Nacional, es que el delincuente solo se llevó 300 euros que Pilar tenía en el bolso e invirtió la mayor parte del tiempo en enfocar con una linterna a la mujer, que yacía desnuda sobre la cama junto a su pareja, ya que «sea invierno o verano» ambos duermen sin ropa. «Entró ocho veces en nuestro dormitorio para mirar mis partes íntimas», se lamenta ella, que aún tiene pesadillas por lo sucedido.
Lo que pasó esa noche, y que ellos no percibieron, quedó grabado en las cámaras de seguridad que la pareja tiene instaladas en la vivienda. Al día siguiente, ya por la tarde, Pilar echó en falta su bolso y preguntó a Alex si lo había visto. Él estaba convencido de que lo había dejado en la mesa del salón. «Decidí echar un vistazo a las imágenes para comprobar dónde lo habíamos puesto», relata él.
Alex se sentó frente al ordenador y miró el contenido de las cámaras. Consultó directamente las imágenes a partir de medianoche, que fue cuando volvieron a casa. Tal y como recordaba, lo había dejado en la mesa del salón. Sin embargo, al avanzar en la grabación hasta las nueve de la mañana, el bolso ya no estaba allí. «¿Qué ha pasado aquí?», se preguntó. Por eso decidió revisar los vídeos de la madrugada.
La sorpresa llegó a las 2.48 horas. En las grabaciones se observa cómo un individuo camina sigilosamente por el salón de la vivienda. Llega a ver la cámara, pero no parece importarle demasiado porque va bien embozado. Tiene el rostro oculto por un pañuelo que solo deja a la vista sus ojos. Lleva guantes, una pequeña linterna y va sin zapatos: camina en calcetines para no hacer ruido. «Me dije: "¡Joder, hay un puto ladrón en mi casa!". Me da escalofrío solo de pensarlo. Entonces llamé a mi mujer: "Amor, ven a ver esto, nos han robado". Ella se quedó temblando», describe Alex.
En las imágenes se aprecia algo más que un robo. Se ve cómo el intruso entra y sale del dormitorio donde la pareja duerme plácidamente. Al principio se detiene en la mesita de noche que está en el lado de la cama de Pilar, pero luego termina enfocándola directamente a ella y más concretamente a sus partes íntimas. «Nos han dicho que algunas de esas linternas pueden tomar imágenes, nos da miedo que haya podido grabarme», se lamenta la mujer.
El intruso continúa entrando y saliendo del dormitorio -hasta ocho veces, según los denunciantes- con total parsimonia, pese a que la pareja realiza algún movimiento inconsciente sobre la cama, pero profundamente dormidos. «Ojalá me hubiese despertado, sabía perfectamente cómo actuar», afirma Alex, que es profesor de jiu-jitsu de adultos y niños —The Flow Academy— en dos gimnasios de Marbella, el Real Padel Club y el Unit 41 Fitness.
Con total parsimonia
A las 3.20 horas, el intruso abandonó la vivienda. En total, estuvo 32 minutos deambulando por su casa con total impunidad y parsimonia. «Cuando vi las imágenes me aterroricé, sentí un miedo profundo. Un día antes, mi pareja estaba en Alemania y yo dormí sola. No quiero imaginar lo que habría pasado si no está él», dice Pilar, que sigue muy afectada por lo ocurrido.
Alex, con el que lleva casi dos años de relación y uno de convivencia, se sobresalta al pensar que la pudiera haber agredido sexualmente: «De algún modo, lo hizo. Ella se sintió violada en su intimidad. Casi todo el tiempo estuvo en nuestro dormitorio y miró entre seis y ocho veces fijándose en el culo de mi mujer. Han entrado en tu habitación, en un lugar donde cualquier persona debería sentirse segura y tranquila, y ha venido un depredador enfermo y la ha estado mirando».
El suceso ocurrió la madrugada del 1 al 2 de junio, aunque la pareja tardó en denunciar porque Pilar era reticente a hacerlo. «Al principio no quería ni que enseñara las imágenes. No quería que se expusieran porque sentía vergüenza, ya que aparecía completamente desnuda, pero la familia y los amigos nos convencieron de que lo mejor era denunciarlo», reflexiona ella.
«Venía a hacerme algo»
Alex apostilla: «Tardamos tiempo en compartir las imágenes por respeto a mi mujer y a su intimidad, puesto que se ve su cuerpo, pero la gente nos hizo cambiar de opinión porque puede servir para prevenir, que seamos más conscientes y que intentemos estar más seguros, ya sea con una alarma, aprendiendo un arte marcial o simplemente estando más pendientes. Te aseguro que yo habría sabido cómo defenderme».
Pilar sigue teniendo dudas de las verdaderas intenciones del intruso. «Ese hombre no venía a mi casa a robar, venía a hacerme algo. Había cosas de cierto valor, como unos auriculares y otros dispositivos Apple de Alex, o también mis joyas, que alguna es de oro, pero no se llevó nada, solo 300 euros de mi bolso. Entraba una y otra vez a mi habitación a enfocarme, a mirarme. Lo pienso y se me pone la piel de gallina».
La pesadilla, para ella, no acabó aquella madrugada. «Las he tenido cada noche, ahora un poco menos. Aun así, vivo con todas las puertas y las ventanas cerradas —el delincuente se coló por la terraza, que dejaban abierta para combatir el calor— y me levanto mirando hacia el lado donde está la puerta. Anoche mismo, Alex llegó un poco más tarde y yo estaba dormida. Cuando se tumbó a mi lado, me desperté, salté de la cama y me puse a gritar». Está yendo a un psicólogo para que la ayude con el trauma que sufre. «Sé que lo voy a superar», suspira, «pero no es fácil».