Depresión grave y ansiedad, los daños colaterales del covid
Los expertos alertan de que uno de cuatro españoles presenta ya síntomas por fatiga pandémica
la voz
Ansiedad, miedo, culpa, soledad, trastornos alimentarios o abuso del alcohol para anestesiar las emociones. Los expertos llevan meses alertando de una cuarta ola de problemas psicológicos, como fobias, depresión o síndrome de estrés postraumático, que pueden prolongarse durante tres años.
La realidad ya ha confirmado la depresión grave o moderada como uno de los efectos colaterales de la pandemia. Detrás de esto están, dicen los especialistas, los constantes cambios que ha sufrido la población desde el inicio de del covid-19, además de la presencia de «múltiples situaciones estresantes». Así lo explica el Consejo General de la Psicología de España (COP) en su estudio Malestar psicológico derivado de la COVID-19 en la segunda ola, que concluye que «uno de cada 4 españoles presenta síntomas relacionados con la depresión grave o moderada por el covid-19».
Detrás de este tsunami emocional hay una lista extensa de causas, recogidas por el Colegio Oficial de Psicología de Galicia: pérdida de seres queridos, el paso por una enfermedad grave, el aislamiento, la pérdida de empleo efectiva y posible, la precariedad y la reducción de ingresos, las restricciones a la movilidad, el trabajo a distancia, la exposición del personal sanitario y de los distintos profesionales esenciales, las dificultades de la conciliación y el pánico al contagio.
los trastornos
FOBIAS Y OBSESIONES
La incertidumbre, la ansiedad anticipatoria y el miedo al contagio del coronavirus han generado la aparición de fobias post confinamiento y cuadros de disforia e irritabilidad, según han asegurado los especialistas en Salud Mental. «La pandemia ha agudizado las tendencias obsesivas y fóbicas, como una forma de defenderse e intentar controlar la angustia. A la primera y segunda ola le han seguido unas mareas vivas de ansiedad, tristeza y desesperanza que las personas exteriorizan de alguna manera con obsesiones y fobias. Estos síntomas permiten aplacar lo más lacerante a nivel psíquico que no es el horror, la enfermedad o la muerte sino la incertidumbre», ha señalado el psiquiatra de Povisa, Javier Carreño.
los sanitarios
SECUELAS A LARGO PLAZO
Uno de cada cuatro sanitarios podría tener secuelas psicológicas a raíz de la pandemia. De ellos, la mayoría se recuperará en el plazo de unos seis meses, mientras que en torno a un 5 por ciento sufrirá trastornos más permanentes, según apunta la doctora Mª Inés López-Ibor. profesionales sanitarios. Los problemas de ansiedad e insomnio son ya normales entre este sector profesional, que en muchos casos tiene que recurrir a la medicación para afrontar su día a día. Los expertos explican que, a medio plazo, «podrían aparecer patologías más complejas, como son el trastorno de estrés postraumático o, incluso, reacciones psicóticas».
los jóvenes
AUMENTAN LAS CONSULTAS
«Me sentía muy deprimida, como si nada de lo que hiciera tuviera sentido». Este es uno de los testimonios que recoge el estudio El impacto de la COVID-19 y la «nueva normalidad» en la juventud, elaborado por el Institut Valencià de la Joventut (IVAJ). Como conclusión, el 50,6 % de la juventud sintió ansiedad durante el confinamiento y el 25,8 % todavía la sufre en la «nueva normalidad». «Me preocupa como joven el futuro que nos espera y si se asemejará a esto que estamos viviendo. Siento que mi futuro profesional y laboral será todo un reto», afirma una de las participantes. El análisis concluye que la juventud es el colectivo demográfico más afectado por la crisis económica y social provocada por la pandemia, y los psicólogos constatan un alarmante aumento de consultas en esa franja de edad.
los mayores
LA SOLEDAD TAMBIÉN MATA
Los españoles son los ciudadanos que más solos se sienten en la pandemia (un 48 % frente al 46 % a nivel global), según un estudio realizado en un total de 12 países. Pero quienes se ven especialmente afectadas por la falta de acercamiento físico son las personas mayores. Las personas de 50 a 69 años experimentan el contacto físico en la vida cotidiana con menor frecuencia que otros grupos de edad. Según el informe, algunos expertos llegan a equiparar esta situación con la enfermedad crónica. «Se ha demostrado que la falta de contacto humano provoca mayores niveles de estrés, ansiedad y depresión y una menor inmunidad a las enfermedades», se recoge en el documento. El contacto físico afectuoso puede ser especialmente beneficioso y tranquilizador, por ejemplo, para los enfermos de Alzheimer.
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