El presidente respalda al candidato comprometiendo que la planta de Citroën tendrá todo el apoyo del Gobierno para que su competitividad y su empleo estén garantizados
22 feb 2009 . Actualizado a las 02:42 h.La preocupación por la abstención es cada vez más palpable en las filas socialistas. Reconocen que las encuestas dan un resultado muy ajustado y que la mejora será directamente proporcional a su capacidad para movilizar al electorado. El temor a que la abstención pase factura quedó claramente plasmado en el discurso del secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que en el mitin de ayer de Vigo insistió una y otra vez en la necesidad de que los ciudadanos acudan a las urnas, mensaje especialmente dirigido a mujeres y jóvenes, responsables, en su opinión, de los grandes cambios.
En un intento por demostrar su capacidad de convocatoria, y después de que en el mitin de A Coruña de hace una semana no abarrotasen, el PSdeG se aseguró de llenar el pabellón de As Travesas, donde unas 6.000 personas aplaudieron y vitorearon a Zapatero. Los SMS funcionaron e incluso llegó algún autobús de fuera de Galicia.
El líder socialista agradeció a Vigo el apoyo recibido en las elecciones generales y se refirió a la trama de Madrid para garantizar que no se intimidará a quienes investiguen la corrupción. Y entonces pasó al ataque. En lo que ya es un método recurrente en los actos socialistas, arremetió contra la falta de liderazgo y cohesión en el PP, «por lo que no puede gobernar ni Galicia ni España, porque tienen que dedicarse a sus problemas y no a resolver los de la gente». Los acusó de propugnar la abstención. «Y los que se llevan el dinero a Islas Caimán -ironizó- van a votar todos».
Aún hubo tiempo para otro símil financiero. «¿Sabéis que hacen los populares con la abstención? Lo mismo que con las hipotecas subprime . La empaquetan para hacer negocio y que la gente no pueda controlar la especulación inmobiliaria». En este contexto, Zapatero aplaudió la ley del litoral, que prohíbe construir a menos de 500 metros de la costa, y lo atribuyó a la «visión histórica» de Touriño.
El presidente no podía ir a Vigo sin dar un mensaje de tranquilidad sobre Citroën. No solo recordó que el plan industrial de la fábrica ya tiene el visto bueno del Ejecutivo central, sino que añadió: «Puedo asegurar que el Gobierno apoyará en lo que sea necesario a la planta de Citroën para que la competitividad y el empleo estén garantizados».
Esta firmeza le sirvió para defender su decisión de no recortar el gasto presupuestario (tan criticado por el PP) y ayudar a los sectores industriales que lo necesiten. «A la derecha le importa muy poco la crisis porque saben muy poco de lo que es una crisis económica». «Lo que les gustaría de verdad es hacer un decretazo para recortar derechos laborales, hacer los despidos más fáciles y reducir las políticas sociales», concluyó.