Lluís Lainz: «En la disciplina, Luis Enrique remite a Van Gaal»

EXTRA VOZ

MARCUS BRANDT

Luis Enrique dio con la tecla para mejorar el Barça después de muchos problemas. Un nuevo libro escrito por Lluís Lainz analiza las claves de su éxito

14 jun 2015 . Actualizado a las 15:00 h.

A través de El Método Luis Enrique (Córner), Lluís Lainz profundiza en la formación y receta del entrenador del Barça para el éxito. Hábil en los pasillos del Camp Nou, el autor cree que puede tener un ciclo largo en el banquillo y lograr el sexteto a final de año. «Para entender su método hay que conocer la evolución del modelo Barça, el carácter de Luis Enrique, su papel de deportista de pruebas de máxima resistencia y lo que hizo este curso. Ha recuperado la cultura del trabajo que se había perdido con el Tata Martino, hace entrenamientos con alto componente táctico y fija una disciplina interna muy férrea hasta que la gente ve por donde va. Había la idea de que el Barça era previsible y fácil de contrarrestar, así que hizo cambios estratégicos que han dado un resultado magnífico». 

-Aumentó la disciplina, comenta.

Fijó un reglamento que imagino similar al que tuvo en el Barça B, Roma y Celta, con sanciones importantes. Y ese dinero, que en muchos clubes se destina a una comida al final de liga, va a obras de beneficencia. Ha habido multas pequeñas de mil euros y medianas de seis mil, en consonancia con lo que ganan los futbolistas del Barça. 

-El liderazgo, en una plantilla de multimillonarios y estrellas, resulta clave. ¿Está más próximo al de Mourinho que al de Guardiola?

En la disciplina Luis Enrique remite a Van Gaal, o a Clemente, o a Camacho. Tuvo al holandés tres años largos en el Barça y sus seleccionadores también le marcaron. Y fue compañero de Pep, con el que tiene una gran amistad, y estuvo con Rijkaard. Su autoexigencia le lleva a comportarse así. Esa cultura del esfuerzo la tuvo siempre. Esta temporada cambió el elenco de jugadores, con niveles económicos y futbolísticos altísimos y grandes egos. Eso le pudo crear algún conflicto más que en otros clubes. En Roma los tuvo con Totti y De Rossi; en el Barça, con Messi, Piqué, Alba y Mathieu; y en el Celta se habló de Oubiña. En todos sus clubes entra con una exigencia fuerte y, a medida que el jugador responde, va suavizando. Con los futbolistas con los que tuvo dificultades, al final entabló una relación espectacular. No he oído hablar a nadie tan bien de Luis Enrique como a Totti, de Rossi y Oubiña. En el Barça las cosas han ido cambiando. 

-La imagen de un entrenador la dan en un 90% las ruedas de prensa, ¿Por qué no cuida más su imagen?

Debe mejorar es eso. Su carácter es más fuerte que su voluntad de cambiar. A él le gustaría tener una relación mas fluida y ha contado con expertos en coaching, y un psicólogo que le acompaña a todas partes, Joaquín Valdés. 

-¿Pero el psicólogo es suyo?

Al llegar pidió que nadie se preocupara, pues el psicólogo lo llevaba para él, no para los jugadores. Entiendo que el papel de Valdés quedó muy limitado. Intervino en determinados entrenamientos lanzando mensajes, pero es más una persona de confianza de Luis Enrique para preparar comparecencias. 

-Ahora los resultados lo tapan todo.

Claro. Los conflictos afloran cuando en la calle se duda de la capacidad del equipo para ganar títulos y de él para conducirlo. Son momentos de dificultad por el tiempo que se necesita para poner en marcha un proyecto con 11 fichajes. Le hicieron daño al principio las rotaciones, pero quería que todos estuvieran adaptados a sus automatismos y variantes, y usar a todos los jugadores para llegar bien a final de temporada y optar a títulos. En ese proceso normal, con los resultados las cosas se colocaron en su sitio.

-¿Y eso llegó con mano izquierda de Luis Enrique o con las estrellas pasando por el aro?

Él es bastante cabezota, de ideas claras y fijas, pero también reconoce sus errores. Al principio los laterales eran casi extremos y eso generó desequilibrios. Y llega un momento en que afloja la mano dura y la intensidad porque ya no son tan necesarias, ya está todo el mundo metido en la cultura del trabajo. Algunos jugadores hicieron ver a sus compañeros que no tenía sentido entrar en determinados pulsos. En el cambio de actitud de otros fueron clave Mascherano y Xavi. El equipo ha triunfado respetando el modelo tradicional del club e incorporando otros métodos. 

-La vida da muchas vueltas. Como jugador, Luis Enrique cambió Madrid por Barcelona. ¿Imagina otro cambio a la inversa como entrenador?

Es un tema ya personal y, aunque lo considero un profesional, entiendo que nunca entrenaría nunca al Madrid. Dejó el club blanco con conflictos de todo tipo, entre ellos con los medios de comunicación. Ha sido muy directo y claro en todo respecto al Madrid.

-El Sporting le rechazó con 14 años por tener piernas finas, y el Barça con 18. ¿Los reveses le marcaron?

Le han ayudado a desarrollarse. Lo cuenta en el libro el propio entrenador que tuvo en el Sporting, Manuel García Cuervo. En su primer día, Luis Enrique tenía una molestia y el técnico le contestó que, si quería ser profesional, por eso no debía dejar de entrenar. Esas enseñanzas le hacen ver que debe trabajar más que nadie, ser disciplinado e intenso. Así triunfa. Era rápido, pero no fuerte, tenía calidad, pero debía endurecerse a nivel mental. Todo eso le ayudó a conseguirlo. 

-¿Lo ve con un ciclo largo en Barcelona, pese al difícil entorno del club?

Creo que sí, por su capacidad de blindar el vestuario, algo que logran pocos entrenadores. Si tiene el grupo cerrado, mantienen la seriedad y hay una buena relación, él tendrá un ciclo tan largo como se proponga. 

-Habla de un vestuario blindado. 

Tan blindado como lo tuvo Pep Guardiola, otra clave de su éxito, entre muchas. Debe ser muy importante porque Xavi Pascual tiene esa habilidad y ganó este año siete títulos de siete. Yo creo que Luis Enrique puede conseguir el sexteto a final de año e igualar así la marca de Guardiola. Yo terminé el libro en a finales de enero. Pero lo mío tiene truco porque en los ocho años que fui técnico en el Barça conviví en el vestuario y participé en la formación de varios técnicos que forman parte del equipo del actual entrenador.