¿Qué residuos van a cada contenedor?

FAI GALICIA VERDE

Oscar Vázquez

Más allá de las latas, las botellas de vidrio y los bricks, desechos como los pañales, los cristales rotos o los papeles sucios plantean dudas a la hora de reciclar. Cada modelo de gestión -Sogama, Nostián y Barbanza- tiene sus particularidades

03 ene 2018 . Actualizado a las 23:57 h.

Desde hace varios lustros, además de la regla de tres de toda la vida en las escuelas se enseña otra norma que suena muy parecida: la regla de las tres erres (reducir, reciclar y reutilizar), una fórmula que los niños aprenden en muchos centros desde pequeños, pero que todavía es una asignatura pendiente en numerosos hogares gallegos. 

De las tres erres, reciclar debería ser la tarea más fácil: hay contenedores de colores diferenciados, cubos especiales para facilitar la organización en el hogar, campañas para fomentar la recogida selectiva de residuos... y, aun así, solo el 66 % de los hogares gallegos reciclan -quince puntos menos que la media de España-, pese a que más del 80 % de los ciudadanos saben que es una práctica beneficiosa para el medio ambiente.

¿Por qué no se recicla entonces? Las razones son diversas y van desde la pereza a la desconfianza, pero la respuesta más común es el desconocimiento sobre qué contenido va a cada colector. Las normas generales son muy sencillas y casi todo el mundo sabe dónde van las latas, las botellas de vidrio o los bricks, pero la cosa se complica cuando se trata de residuos como las servilletas usadas, los cristales rotos o los pañales, que hacen a muchos menear la cabeza con dudas ante los cubos de la basura y que no se reciclan en todos los ayuntamientos de la misma manera.

¿Cuántos modelos hay en Galicia?

La comunidad tiene tres modelos: Sogama, Nostián y Barbanza, que en líneas generales comparten criterio a la hora de reciclar.  La mayoría de los municipios están adscritos a Sogama. En la planta de Nostián se tratan los residuos de A Coruña y de ocho concellos de su área metropolitana, mientras que la tercera de las plantas gestiona la basura de la mancomunidad de municipios de Serra do Barbanza y de los concellos de Rois, Pontecesures y Ames

El contenedor amarillo, ese gran desconocido

Qué va en este contenedor es lo que suscita más dudas entre los usuarios. El amarillo es en el modelo mayoritario de Sogama un depósito de recogida selectiva (a diferencia del genérico o de resto al que va lo que no tiene colector específico) por eso es muy importante que los residuos que se depositen en él sean solamente envases, latas y botellas de plástico, briks, bolsas de plástico, bandejas de alimentos, tapones y tapas metálicas y, en general, todos aquellos envases que lleven un punto verde que indica que se trata de desechos reciclables.

¿Qué no va nunca en el amarillo? No deben tirarse en ningún caso (en el modelo Sogama) juguetes de plástico, ropa, utensilios de cocina o cubos de plástico, que deberán dejarse en el contenedor de resto. 

¿Qué va al contenedor de vidrio?

En los tres sistemas gallegos, el vidrio se separa en los hogares de la misma manera. A este contenedor, con forma de iglú y de color verde, se destinan en general los envases de vidrio utilizados para bebidas, comidas y productos de belleza e higiene. Mejor depositar los envases sin tapones ni tapas, que deben tirarse en el contenedor amarillo. 

Lo que, en cambio, no va nunca a este colector son otro tipo de residuos como los cristales rotos, las bombillas, los restos de vajillas o los espejos, cuyo destino debe ser el contenedor de resto, que, según el modelo de gestión, es el amarillo (Nostián y Barbanza) o el verde, en el caso de Sogama. 

¿Todo el papel se recicla?

Un contenedor que, en teoría, no debería plantear dudas y que se utiliza de la misma manera en los tres sistemas de gestión de residuos es el azul, el de papel y cartón. En él deben tirarse periódicos y revistas, cuadernos (sin anillas, grapas o alambres), papel de envolver, cajas de cartón, envases de papel, hueveras, libros y elementos de acolchado de embalajes que sean de papel o cartón.

Los papeles o cartones que están excluidos de este contenedor son aquellos que están tratados, encerados o plastificados, los papeles de calco o aquellos que estén muy sucios o tengan restos de comida. Por eso en el colector azul nunca deben dejarse servilletas muy manchadas, pañales (que con mucha frecuencia acaban en este punto) o briks, que, además de cartón y papel, están hechos de aluminio. 

¿Y los orgánicos?

Los residuos orgánicos deben depositarse en el contenedor verde o en la compostera, en caso de disponer de ella. En el modelo de Nostián y Barbanza, este es un colector de recogida selectiva con el fin de someterlo al proceso de compostaje, mientras que en el modelo de Sogama el verde es el de resto: recoge los residuos orgánicos y aquellos otros que no se reciclan.

¿Qué hacer con cedés, bolígrafos o lámparas incandescentes?

Como ocurre con las pilas o los aceites usados, en algunos puntos existen contenedores específicos para los cedés, pero en caso de no disponer de ellos su destino debe ser el contenedor de resto, al igual que en el caso de los bolígrafos o las lámparas incandescentes.

¿Qué va al punto limpio?

Todo lo que pueda ser potencialmente peligroso en el hogar, como lámparas de bajo consumo, pintura, tóner de impresora, aparatos eléctricos o teléfonos móviles, debe llevarse al punto limpio. También se depositan ahí muebles, residuos de obra, aceites usados... En algunos municipios la recogida de estos desechos se hace a domicilio y también existen puntos limpios móviles, que se desplazan por barrios y parroquias.

En resumen...

Más allá de los matices entre unos y otros modelos de gestión, lo fundamental para reciclar bien es tener claro qué residuos van a cada contenedor y, en la misma medida, cuál es el colector destinado al resto, es decir, a aquellos desechos que no se van a reciclar (pañales, cristales rotos, servilletas sucias, juguetes...): verde en el modelo Sogama y amarillo en los sistemas de Nostián y Barbanza.