Los dos ferrolanos que lideraron la acción de Bruselas alertaron de la complejidad de la tarea en el Índico
FERROL
Además de fragatas y marinos, Ferrol también ha aportado altos mandos para liderar la acción que comenzó a desplegar la Unión Europea en el Índico tras el apresamiento del Playa de Bakio. Los capitanes de navío Andrés Breijo Claúr (Cariño, 1957), primero, y Juan Garat Caramé (Ferrol, 1955), después, ya coincidieron en alertar de la complejidad de la lucha contra la piratería, a pesar de los esfuerzos.
Breijo Claúr fue, desde el 19 de septiembre del 2008 hasta el 8 de diciembre del mismo ejercicio, jefe de la Célula de Coordinación Naval de la UE en el Índico. Se trataba de la antesala de la operación Atalanta, hoy en marcha. Tras varios meses en Bruselas cumpliendo con ese cometido, en declaraciones a La Voz el 12 de diciembre ya dejaba claro que «el germen de la piratería en Somalia se encuentra en tierra». Se encargó de configurar una red entre todos los actores de la comunidad marítima con intereses en la zona para, en principio, coordinarlos, evitar que se duplicasen esfuerzos y comenzar a mejorar la seguridad en esas aguas.
Señaló que, a pesar del despliegue naval, había que tener en consideración que «siempre será poco para el ejercicio que hay que hacer en la zona». Continuó: «Toda la costa de Somalia son más de 2.000 millas. Y no solo su longitud, sino también la anchura del área que hay que vigilar. Y eso es imposible con seis ó siete unidades. Se tratará de optimizar su esfuerzo para reducir el nivel de piratería que hay ahora mismo, pero jamás se va a eliminar con una acción naval. Está claro, y todos los expertos lo saben, que el germen de la piratería en Somalia se encuentra en tierra. Sin duda, lo ideal sería que existiese un Estado en Somalia. Ahora es un Estado fallido, con organizaciones y grupos que están incontrolados y que son los que están ejerciendo esta criminalidad».
Desde el mar
Unos meses después, desde abril hasta agosto de este año, fue el capitán de navío Juan Garat Caramé el que asumió el mando de la operación Atalanta en el mar a bordo de la fragata Numancia. Desde ese buque, el pasado 23 de mayo ya alertaba, también, de que las cosas no eran fáciles.
Preguntado sobre cómo estaba la situación en ese momento en el Cuerno de África señaló: «Es preocupante si la comparamos a cómo era el año pasado por estas fechas. Hemos visto que desde el verano pasado ha habido un incremento muy notable de actos de piratería en la región».
También destacaba aspectos que hacen particularmente difícil la operación Atalanta, tal y como se ha comprobado. Coincidían, en buena medida, con los expuestos por Claúr. Declaró: «En una superficie de mar de más de un millón de millas cuadradas transitan a diario cientos de buques amenazados por varios cientos de piratas. Solo con esta pincelada puede darse una idea de las dificultades de la misión».
Puso otro dato sobre la mesa, los escollos para poder detener a los abundantes sospechosos. Dijo: «Es difícil discernir si una embarcación es pirata o no. Para los ataques utilizan los mismos botes que los pescadores locales, hay cientos de estos y no podemos registrarlos a todos. Otra dificultad es la necesidad de encontrar pruebas suficientes para detenerlos: cuando nos acercamos a un buque sospechoso, tiran las armas al mar».
Coincidió también con Breijo Claúr a la hora de subrayar que «la solución a este problema pasa por la estabilización del país», en referencia a la situación política en Somalia.